Anteriormente se ha expuesto el concepto de la
gracia de Dios que los tres sistemas teológicos tienen (Si no lo has leído, te invito a mirar la primera parte de esta serie, AQUI). Sin embargo ¿Qué dice
la Escritura al respecto?
Es claro que ninguno de los sistemas niega la
existencia de la gracia de Dios pues esta se encuentra expresamente en la
Biblia, pero vemos cómo difiere en su función o necesidad: los pelagianos la
consideran innecesaria y solo como algo que ayuda a realizar la habilidad
natural, incluso la limitan a mero intelectualismo. Los semi-pelagianos la
consideran como el acto de Dios por medio del cual devuelve a toda la humanidad
la capacidad de obedecer la ley de Dios y traerse la salvación a sí mismos;
finalmente, los agustinos creen que es el acto de Dios por el cual el hombre es
regenerado, teniendo así deseos de buscar a Dios y fe para creer.
El concepto de la gracia de Dios en la salvación
es algo más que todo sacado de la lógica según algunos pasajes de las
Escrituras, es decir, no encontraremos ningún pasaje de la Biblia que muestre
la gracia como algo externo a la Deidad, así que, los tres sistemas concuerdan
en que la gracia es una expresión o manifestación de Dios, pero ¿cómo o en qué
forma es esta expresión?
En el concepto pelagiano y semi-pelagiano ya
vimos que ambos concuerdan en que el hombre tiene una habilidad natural de
obedecer los mandamientos de Dios y atraerse la salvación; ambos sistemas basan
sus tesis en los pasajes donde se demanda una respuesta del hombre, como por
ejemplo Hechos 17:30, y también en pasajes donde se muestra, presuntamente, que
la muerte de Cristo es por todo el mundo, ejemplo de ello son pasajes como 1
Juan 2:2 y 1 Timoteo 2:6. Basándose en
estos pasajes usan la siguiente lógica: si Cristo murió por todos, y la demanda
de arrepentimiento es para el mundo entero, entonces la capacidad de
arrepentirse y salvarse es para todos, Dios sería injusto si demanda
arrepentimiento a quien no puede arrepentirse. También dentro de sus tesis, ya que tampoco
niegan la elección de Dios (el acto en el cual Dios escoge a sus santos), toman
textos como 1 Pe. 1:2 y Rom. 8: 28-30 donde se muestra que Dios elige con base
en que Él ve a futuro quién iba a creer en Él.
Por otro lado, la tesis agustina se basa en
textos como Romanos 9: 10-18, 11:6 y Efesios 2:8 para indicar que la gracia de
Dios es soberana e independiente de cualquier obra humana. Para ellos textos
como Génesis 6:5 y Romanos 3: 9-18, 23, muestran que todo el género humano es
totalmente corrupto y nadie desea buscar a Dios, por tanto, textos como Juan 6:
37, 44, 65; muestran que es el Padre quien lleva a los elegidos a Cristo, y
Efesios 2:8 indica que la fe es don de Dios, por tanto, la gracia de Dios es
incondicional y no dependiente de la respuesta humana.
En los textos donde aparecen la palabra
"todos" que utilizan los arminianos, como 1 Juan 2:2 o 1 Timoteo 2:6,
por su contexto, es fácil deducir que se refiere a "los creyentes del
mundo entero". La frase "propiciación por los pecados de todo el
mundo" no puede indicar que la expiación es por toda criatura, pues sino,
hasta los ángeles caídos tendrían oportunidad de salvación. En el contexto, el
apóstol hace una distinción entre "hijos de Dios" y los "hijos
del diablo" (1 Jn. 3:1,10), dice que Jesús dio su vida por nosotros (1 Jn.
3:16), por lo cual se deduce que el pueblo de Dios es de toda lengua, raza y
nación. También cabe anotar que Juan escribe a una comunidad no judía, la
salvación según se creía era solo para judíos como el apóstol, en ese contexto
dice "no solo por los nuestros (los judíos) sino los de todo el mundo
(creyentes de toda nación). El contexto de 1 Timoteo 2:6, y en general casi
todos donde se usa la expresión "todos" o "todo el mundo"
han de entenderse de manera similar.
En el caso de Romanos 8: 28-30, los arminianos
toman la palabra "conoció" antes de "predestinó" para
indicar que Dios mira a futuro quiénes creerán en él y así los elige; pero esta
palabra "conoció" implica intimidad y regocijo de parte de Dios, y no
mero conocimiento intelectual. La presciencia de Dios en 1 Pe. 1:2, ha de
interpretarse en el contexto de Hechos 2:23: Dios conoció anticipadamente la
muerte de su Hijo, ya que esto fue determinado por Él.
Los arminianos también aducen a pasajes donde se
exige una respuesta del hombre ante la predicación del Evangelio. Pasajes como
Hechos 17:30, indican los arminianos, no serían sinceros o justos si el hombre
no tuviese la capacidad de arrepentirse; así mismo, pasajes como Juan 3:16
indican que Dios amó al mundo por tanto murió por él, dando la oportunidad a
todos de que sean salvos, esto solo sería coherente si el hombre tiene
capacidad natural de creer.
Lo curioso de lo anterior, es que los
calvinistas, únicos que sostienen el sistema agustino, nunca han dicho lo
contrario de los anteriores pasajes, en cuanto a lo que a responsabilidad del
hombre se refiere. El sistema agustino nunca niega la existencia, per se, del
libre albedrío, lo que niegan es que este sea completamente libre para traerse
la salvación a sí mismo. Ante estos pasajes, los calvinistas indican que
ciertamente el llamado a arrepentirse es para todo el mundo, por tanto, es un
llamado sincero, y que el sacrificio de Cristo es suficiente para todo aquel
que en él cree, pero el problema radica es en lo siguiente: si no hay nadie
bueno, nadie que busque o desee a Dios (Romanos 3) ¿Quién creerá?
Para el sistema agustino el estado del hombre
está muy corrupto, es un estado de muerte, por ende, no desea a Dios y como
consecuencia no desea ir a Dios; por tanto, necesita que la Deidad obre en el
hombre, dando vida, y con esta, deseos de conocer la virtud para que, ante el
llamado al arrepentimiento del Evangelio, este pueda, voluntariamente, correr a
Cristo.
El sistema agustino aduce a pasajes como Juan 6:
37, 44, 65 para mostrar que es Dios quien debe tomar la iniciativa: nadie puede
ir a Cristo si el Padre no lo permite; y pasajes como Juan 17:6, 9, 11, 12,
enseñan que el Padre escoge a unos y los dio a Cristo, pero como estos que el
Padre escogió no podían ir a Cristo a menos que el Padre mismo se lo permita,
entonces se deduce que la elección es incondicional y por puro acto de gracia.
Esta incapacidad del hombre de ir a Cristo, por la maldad en ellos, se refuerza
con pasajes como Génesis 6:5, Salmos 51:5, Eclesiastés 7:20, Jeremías 17:9,
Marcos 7:21, Juan 3:19, Romanos 3:9-23, Gálatas 5:17 y Efesios 5:8. Finalmente,
los calvinistas aducen que para ir a Cristo se necesita fe, y la fe no es algo
que nazca del hombre sino que es don de Dios (Ef. 2:8)
¿GRACIA
UNIVERSAL O PARTICULAR?
Para tomar una decisión o determinación en el
asunto se debe entender qué se quiere decir con "gracia". La gracia
de Dios no es un objeto, sustancia, energía, o alguna cosa que Dios de al
hombre; por gracia ha de entenderse como el acto soberano de Dios hacia el
hombre, una acción en DESMERITO. Esto indica que la acción del Señor no puede
ser propiciada por acto alguno del hombre, pues al momento de que se atribuya
la gracia de Dios a algo del hombre, ya deja de ser “desmerito” para
convertirse en “mérito”.
El sistema pelagiano no tiene base Escritural
para indicarse como bíblico, textos como Romanos 5:12 dejan claro nuestra
representación en Adán en la caída, y por Cristo para salvación. Tampoco se
conoce, en la actualidad, congregaciones que sostengan el punto de vista
pelagiano, la cristiandad se divide entre el sistema semi-pelagiano y el
agustino. Tal vez, y como único caso, podamos encontrar algo de pelagianismo en
las actuales tendencias judaizantes de algunas congregaciones, pero aún estas
no pueden tenerse como pelagianas totalmente.
El punto "desmerito" es el principal
punto de partida. El apóstol Pablo dijo que si es "por gracia (desmerito)
no es por obras, de otra forma la gracia dejaría de ser gracia" (Rom.
11:6) por ende, el concepto de gracia que sostienen los semi-pelagianos, como
los arminianos, una gracia preveniente no puede encontrarse correcta, ya que,
aunque esa gracia preveniente que habilita al hombre para obedecer la ley de
Dios y traerse la salvación es un acto de Dios sin intervención humana, el
creer, para ellos, sí es un actuar humano, lo que indicaría una obra del hombre
que hace que en últimas, la salvación sea por mérito. Además, los arminianos no
concilian que la fe es un don de Dios, se explica que Efesios 2:8 sólo habla de
que la gracia es un don de Dios, sin embargo, el concepto "gracia" de
por sí ya indica un sentido de "regalo", nadie diría que la gracia es
un acto humano, y segundo, como mencioné anteriormente, gracia no es algo en
sentido posicional que Dios de, sino que es el acto soberano del actuar de la
Deidad.
Charles Finney indica que es justicia de Dios el que al
hombre se le devuelva la capacidad de obedecer la ley de Dios, ve como injusto
que Dios demandé obediencia al hombre si este no tuviese la capacidad de
obedecer. Si el caso que expresa Finney fuera cierto, ciertamente le daría la
razón, pero Finney parece ignorar, o al menos desconocer, que la ley de Dios es
eterna, no es algo creado después de la caída. Adán, en su estado de inocencia,
era responsable de obedecer la ley de Dios, por tanto, justicia sería no que
Dios devolviera la capacidad de obedecer al hombre, capacidad que perdió por su
sola responsabilidad, justicia sería que Dios condenara eternamente al género
humano por desobedecer su ley. El hecho de que el hombre perdiese su capacidad
de obedecer no es culpa de la Deidad, por tanto, no está obligado a devolverla
ni tampoco, a rebajar o eliminar el standard de su ley a causa de la
incapacidad humana. ¿Acaso se ve que los gobiernos rebajen o quiten las leyes
de tránsito por el hecho de existir hombres incapaces de conducir plenamente?
Quien adquiere un vehículo, sí o sí, es responsable de obedecer las leyes de
tránsito; así mismo, la sola existencia del hombre, sí o sí, lo hace
responsable de obedecer la ley del Señor.
Dado lo anterior, así como es un acto de gracia
que se permitan circular vehículos especiales para personas en estado de
discapacidad, o que se creen campañas y sea hagan controles buscando que
personas bajo el estado de embriaguez no transiten, es gracia de Dios obrar
en el hombre creando en él deseos de ir a Dios y dándole fe para creer. El ver
que no todos creen nos indica que no en todos Dios obra esta fe, lo cual indica
que su gracia, para salvación, no es universal ¿Es Dios injusto por no obrar fe
en todos? No lo es, así como tampoco lo es un gobierno por no dar un automóvil
especial a todos y cada uno de los discapacitados, ni tampoco es injusto cuando
impone una infracción a alguien incapacitado de conducir por el estado del alcohol. En cuanto a su motivo de la elección, es un misterio que la Escritura
no revela, sólo nos menciona el hecho de que el mover de la deidad no es por
condición humana, sino sólo por el afecto de su voluntad.
CONCLUSIÓN
Tres sistemas teológicos existen que tratan el
concepto de la gracia de Dios en la salvación: pelagianismo, semi-pelagianismo,
y agustinismo. La Escritura, que es la Palabra de Dios, expresamente enseña que
el hombre está totalmente incapacitado para ir a Dios, no porque no tenga libre
albedrío, sino porque su voluntad está esclavizada por el pecado, por ende, no
desea ni quiere ir a Dios. También enseña la Escritura que, a pesar de esta
incapacidad natural, el hombre es responsable de obedecer la ley de Dios, y que
cuando alguien corre a Cristo, es porque Dios obró en él, tanto el querer como
el hacer, y la fe, para que lo hiciera; y como no sucede esto en todo el mundo,
damos por hecho que este obrar de Dios no es universal.
La gracia de Dios, para que sea gracia, debe ser
en desmerito, por tanto, es un acto de gracia que Dios obre para salvación en
algunos, cuando todos merecen el ser condenados indefectiblemente.
Por todo lo anterior, no queda otra conclusión
que tomar las posiciones pelagiana y semi-pelagiana, como enseñanzas heréticas
al ser doctrinas que van totalmente en contra de las Escrituras, pues el
pelagianismo niega la doctrina del pecado original, y el semi-pelagianismo
enseña la salvación por obras.
Es claro que ninguno de los sistemas niega la existencia de la gracia de Dios pues esta se encuentra expresamente en la Biblia, pero vemos cómo difiere en su función o necesidad: los pelagianos la consideran innecesaria y solo como algo que ayuda a realizar la habilidad natural, incluso la limitan a mero intelectualismo. Los semi-pelagianos la consideran como el acto de Dios por medio del cual devuelve a toda la humanidad la capacidad de obedecer la ley de Dios y traerse la salvación a sí mismos; finalmente, los agustinos creen que es el acto de Dios por el cual el hombre es regenerado, teniendo así deseos de buscar a Dios y fe para creer.
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