La Reforma Protestante fue un evento trascendental en el cambio de la sociedad a como la vemos hoy en día. En el artículo anterior se expuso cómo la Reforma influyó en las libertades de las personas permitiéndoles el expresar sus ideas libremente (Si aun no has leído la primera parte de este artículo, te recomiendo hacerlo aquí). Ahora pasemos a examinar la manera en que este evento influye en otras dos áreas de la sociedad: la propiedad y la vida
La
propiedad se define como el hecho o circunstancia de poseer alguien cierta cosa
y poder disponer de ella dentro de los límites legales (Diccionario de la Real
Academia de la lengua Española, 2018). En esto también tuvo que ver mucho el
pensamiento nacido por el movimiento de la Reforma Protestante. Hoy en día
existen muchas leyes que regulan la propiedad y su uso. El concepto de
“propiedad privada” estuvo durante mucho tiempo desaparecida (podemos encontrar
vestigios de ella en las leyes dadas a la nación de Israel durante el Antiguo
Testamento). Con la aparición del sistema feudal las tierras pasaron a manos de
monarcas y principados (nobleza) y el campesinado se encargaba de trabajarla
para beneficio de estos, permitiéndoseles también disfrutarla en cierta manera,
sin embargo, no era de estos sino de los señores.
Con
el avance del tiempo, y por las guerras político-religiosas provocadas
durante la edad media y el siglo XVI, los gravámenes hacia el campesinado eran
cada vez mayores: diezmo alto y diezmo moderado, más impuestos de guerra, entre
otras; toda esta situación conllevo a la rebelión de los campesinos mencionadas en el articulo anterior.
Dado
a que el concepto del humano ante Dios cambió, pues la Reforma promulgaba que todos tenían el mismo valor delante del Señor, cambió el sistema organizacional y político,
al mismo tiempo. Sin embargo, como mencioné anteriormente, la rebelión de los
campesinos fue socavada totalmente por la nobleza alemana, pero sus principios
y el sentimiento de un estado mucho más equitativo perduró en cada uno del
“proletariado”. Precisamente estas cosas se volverían a conjugar unos siglos
más tarde en la llamada Revolución Francesa.
La
Revolución Francesa fue un movimiento que sucedió a finales del siglo XVIII, un
par de siglos después del comienzo de la Reforma Protestante, y aunque se tiene
como un conflicto social y político que enfrentaba a partidarios y opositores
del sistema conocido como el Antiguo Régimen, no se puede negar que los
sentimientos de esta revolución eran los mismo de la ocurrida entre los
campesinos alemanes y la nobleza del Imperio Germánico. Para finales del siglo
XVIII el régimen monárquico ya estaba sucumbiendo por su rigidez y abuso contra
los subordinados, y los principios de dignidad y libertad que promulgaban la
teología protestante, iban haciendo más hueco entre los habitantes de distintas
regiones; todo esto conllevo a una revolución que solo finalizó con el golpe de
Estado por parte de Napoleón Bonaparte en 1799 (La Revolución Francesa, s.f.).
La
Revolución Francesa marcó definitivamente el final del feudalismo y del
absolutismo de ese país, los demás países paulatinamente iban tomando la misma
posición al considerar que el poder no debía estar centrado en una sola persona
(principio con que los protestantes atacaban la autoridad del papa). También
dio origen a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por los
populares, se convirtió en la fuerza política dominante en Francia. Fue tal el
poder de dicha revolución que socavó las bases mismas del monarquismo.
Según
los historiadores, la Revolución Francesa marca el inicio de la Edad
Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, y abrió nuevos
horizontes políticos basados en el principio de la soberanía popular. Con esto
se afianzó el concepto de libertad y se promueve el concepto de propiedad, pues
ya no son los monarcas, un solo hombre o un grupo pequeño, los que ostentan el
poder y son dueños de la tierra, sino que el poder está centrado en el pueblo,
y estos ya tienen derecho sobre sus propiedades.
Pero
el afianzamiento del concepto de propiedad no se daría sino con el economista y
sociólogo Max Weber, quién a su vez era protestante de la Iglesia Luterana, y
escritor del conocido libro “La Ética Protestante y el Espíritu del
Capitalismo”. Solo basta con mirar el libro, pues el autor se centra totalmente
en lo puritanos y esto lo lleva a definir el espíritu del capitalismo como
aquellos hábitos e ideas que favorecen el comportamiento racional para alcanzar
el éxito económico (Weber, 1991).
Todo
lo anterior es prueba de cómo la Reforma Protestante influyó también en los
sistemas de pensamiento económicos y sociales, afectando así, la esfera de la
propiedad. Antes de la Reforma, las sociedades se manejaban a través del
feudalismo, y esto conllevaba que todo perteneciera a los príncipes, reyes, el
emperador, o al papa; pero con el inicio de la reforma se cuestionó el papel de
estos soberanos donde se mostraban como “unos representantes de Dios en la
tierra”. Junto con aquel cambio también se sucede aquel donde se ve que el
proletariado no es inferior en dignidad a la nobleza, por ende, debe estar
sujeto a ellos los mismos derechos. Todo esto conlleva a que como el pueblo es
igual a la nobleza, pero es el pueblo el que da la producción, por ende, es en
el pueblo donde radica el poder, no en la nobleza. Partiendo de estos
postulados se crea un concepto de propiedad, donde si bien el Estado regula los
limites en que puedo ejercer mi libertad en mi propiedad, ciertamente dicho
objeto de mi pertenencia no es del Estado sino mío.
En
todo esto radica la importancia de la Reforma Protestante, pues si esta no
hubiese acontecido, de la misma manera en que no se hubiesen dado las
libertades que ahora tenemos, por la falta misma de esas libertades, entonces
tampoco tendríamos propiedades, y lo que tenemos, únicamente para servicio y
beneficio de los monarcas. Es debido, pues, a los cambios promulgados por la
Reforma que, si bien eran en tópicos religiosos, estos trascienden a la esfera
de lo social y político, pues durante esa época era imposible separar los conceptos
de religión y política.
El
hecho de poder gozar con propiedades, y la libertad para disfrutarlas, es
debido al reconocimiento del valor de cada individuo, quien no está por debajo
de nadie en cuanto a dignidad y valor y, por ende, está sujeto a los mismos
derechos y deberes fundamentales que los mismos poderosos de la tierra. Dicho
reconocimiento parte del pensamiento protestante que fue quienes dignificaron
al ser humano en su totalidad reconociendo que delante del Señor, todos somos
uno, somos iguales, somo su Cuerpo, somos sus hijos.
La Influencia de la Reforma Protestante en la Esfera de la Vida
Al
referirnos a la “esfera de la vida” en este escrito, tomaremos la definición de
esta que, según la RAE es el “estado o condición a que está sujeta la manera de
vivir de una persona”, o la “actividad que desarrolla una persona o comunidad”
(Diccionario de la Real Academia de la lengua Española, 2018).
La
vida durante el siglo XV, y en gran parte del siglo XVI, era totalmente
diferente a lo que conocemos hoy en día. La sociedad estaba muy dividida y muy
marcada por las clases sociales, pues como ya hemos visto y enfatizado
bastante, el proletariado no era tenido para nada en cuenta; de la misma manera
el trabajo no era algo muy regulado, y los trabajadores no contaban con ninguna
clase de protección, los pertenecientes a las clases más bajas eran más una
especie de “esclavos” trabajando para los señores de la nobleza, y finalmente,
la educación era un privilegio al que solo accedían los de la nobleza, o alguien
que tuviese un contacto o “padrino” de esta clase social, por ende, el mundo
era muy poco alfabetizado.
En
la actualidad la vida es muy distinta: el mundo está con un porcentaje muy alto
de alfabetización debido a que el acceso a la educación es bastante grande,
incluso, se cuenta con educación gratuita en muchos lugares del mundo, los
trabajadores son remunerados, las horas laborales reguladas y cuentan con
seguridad social, y aunque aún persiste en algún sentido la división de clases
sociales, está no es tan marcada, o con consecuencias tan gravosas, como lo era
durante la Edad Media.
Ciertamente
todo esto es debido a los postulados y los principios de la Reforma
Protestante, pues este movimiento afectó a la vida de la sociedad de una manera
profunda, y para ver esto, nos enfocaremos en estos tres pilares de las
sociedades: la vida social, el trabajo, y la educación.
Vida Social
La
esclavitud era una actividad milenaria que se mantenía durante la Edad Media,
aparte de esto, los esclavos no eran considerados como “seres humanos” y por
tanto eran tratados como animales. Pero si esto no era suficiente, las
divisiones de las clases sociales marcaban, en cierto sentido, lo mismo para
los que pertenecían a las clases sociales. La voz y la vida del proletariado no
era tenida para nada en cuenta, y como hemos visto, el campesinado era cada vez
más oprimido en beneficio de las autoridades eclesiales, los señores feudales,
monarcas, y la nobleza en general.
La
Reforma Protestante fue el inicio para el cambio de esta situación, si bien se
mantiene en la actualidad en alguna medida, la comparación entre la situación
actual con la de la edad medieval, nos muestra una diferencia abismal. El
cambio no se da una manera inmediata, pero ciertamente todo parte por aquella concepción
de que delante de Dios todos somos iguales.
Como
se ha mencionado, la Revolución Francesa acaba con un sistema feudal donde la
nobleza son los dueños y propietarios de toda tierra, o incluso los monarcas
eran los totales soberanos y dueños, incluso en la vida eclesial se podía ver
esto, pues no era lo mismo un clérigo de una pequeña comunidad a un obispo de
una metrópoli. Así mismo la esclavitud fue aboliéndose, poco a poco, en
distintas naciones durante los siglos XIX y XX, siendo el ejemplo más marcado,
el mencionado anteriormente iniciado por Martín Luther King, pastor bautista,
que se enfocaba en que todo ser humano es igual delante de Dios y por ende
están sujetos a los mismos derechos. Que, al existir tal igualdad, ningún
humano debería señorear de tal manera, sobre otro.
El movimiento reformador plantó desde sus
inicios sociedades más igualitarias, pues al ser perseguidos muchos
protestantes, se vieron en la necesidad de buscar regiones o naciones donde se
protegiera a los mismos, como lo fue en el caso de la Ginebra de Calvino, que
pasó a convertirse en una “ciudad de refugio” donde todo protestante perseguido
iba a parar (González, 1994). Todo esto sentó bases para los cambios que, con
el pasar del tiempo, iban a darse en las sociedades del mundo. Incluso dentro
de la misma Iglesia Romana tuvo un impacto este punto.
Hasta
el momento de la Reforma, la Iglesia Católica Romana era dirigida por
autoridades corruptas que solo buscaban su propio beneficio, placer y
privilegios. Todo el clero se veía inmerso en actividades que se veían desde
comienzos mismos de la Edad Media; de hecho, el episodio entre Enrique VIII y
el papa, concerniente a su divorcio, era muestra de esto, pues el papa estaba
bajo el control, de Carlos V. El nepotismo y la simonía eran más que
frecuentes, y los papas generalmente eran nombrados según la casa que fuese más
fuerte y más influyente en la política y sociedad. El caso que más “alumbra” en
medio de todo esto es precisamente el de el papa León X, pues impresionado por
el movimiento del renacimiento y las artes, se embarcó en un proyecto macro como
lo fue la construcción de la basílica de San Pedro. Fue precisamente este deseo
lo que le llevó a autorizar a un hombre como Tetzel a correr por todo el
territorio del Imperio cobrando unas indulgencias, con el fin de recibir los
recursos suficientes para el papa y su proyecto (González, 1994).
Durante
las controversias protestantes la Iglesia Romana mantenía su misma organización
y costumbres, pues los señores privilegiados deseaban mantener el status quo,
pues de ello se beneficiaban. Si bien existía un sentimiento y deseo reformador
en medio de la Iglesia Romana, este era impedido muy generalmente por las
autoridades eclesiales superiores; dicho movimiento de reforma en la Iglesia
Romana se inicia en España, incluso años antes de comenzar la Reforma Protestante,
pero se inicia debido a que la Corona, en manos de Isabel la Católica, toma el
control de esta y, a través del Santo Tribunal de la Inquisición, comienza a
reformar las practicas de la iglesia en el reino Ibérico (González, 1994). Sin
embargo, no es sino, hasta algunos años después de iniciada la Reforma
Protestante, al producirse la llamada “Contra-reforma”, que la Iglesia Romana
en general, acepta una reforma total que dio nacimiento al lo que actualmente
se conoce como Iglesia Romana.
Fue
en el Concilio de Trento, sesionado entre los años de 1545 y 1563, que trajo un
cambio en las practicas y costumbres de la Iglesia Romana. Aunque lejos de lo
que buscaban los protestantes, quienes buscaban un Concilio General desde 1518
para reformar tanto la práctica, pero principalmente la doctrina de la Iglesia;
y de los deseos que tenía Carlos V de zanjar las diferencias que había entre
los católicos y protestantes, la Iglesia Romana terminó por condenar el
protestantismo con un anatema, creando así, una separación definitiva entre
estos dos bandos.
Sin
embargo, el Concilio de Trento, que se da como resultado de las controversias
protestantes, termina por reformar las practicas de la Iglesia de Roma,
acabando así con la simonía y el nepotismo, pero también dando un poco de
participación mayor a los clérigos inferiores, ordenando, incluso, que estos
vivan dentro de las comunidades donde se encuentra su feligresía. Es de esta
manera que la Reforma Protestante también influye en la vida de las autoridades
eclesiásticas romanas, pues es innegable que el Concilio se da al buscar hacer
frente al avance imparable del protestantismo (González, 1994).
Vida Laboral
La
vida laboral también cambia debido a la influencia de la Reforma Protestante,
pues como hemos visto, al tener libertad y propiedad debido a un concepto de
igualdad entre todos los hombres, el trabajo deja de ser algo que solo
beneficie a la nobleza. Esto no se da inmediatamente, claro está, de hecho no
es sino hasta la Edad Contemporánea que se ve una transformación en la vida
laboral como la conocemos en la actualidad, de hecho tienen que pasar eventos
como la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, el nacimiento del
Capitalismo, y la Declaración Mundial de los Derechos Humanos para que pueda
existir una dignidad laboral de una manera casi mundial; sin embargo, todos
estos acontecimientos tuvieron el mismo eje: las autoridades no tienen porqué
abusar de sus subordinados, pues todos somos hombres, iguales delante de Dios,
por ende, estamos en igualdad de derechos fundamentales.
La
creación y existencia de unas normas laborales y de una seguridad social son el
resultado de los pensamientos protestantes de no permitir abusos no bíblicos
por parte de las autoridades. Antes de la Reforma, debido a sistema feudal
nacido por la organización eclesiástica, el llamado proletariado laboraba o
trabajaba en la tierra a cambio de un pequeño sustento y vivienda, pues eran
los encargados de hacer producir las tierras de los señores feudales a cambio
de poder alimentarse un poco de ella y de vivir en ellas. Ya con la Reforma,
dado también el Concilio de Trento, y pasado la Revolución Francesa, el hombre
del común pasa a poder tener, aparte de vivienda y tierras propias si le era
posible, un sustento económico, y con el pasar de los años, las condiciones
laborales iban a ir mejorando; además, con la aparición del concepto de
“Propiedad”, y de la Revolución Industrial, pronto aparecieron empresas
privadas donde las personas podían laborar y crecer laboralmente.
Un
gran ejemplo de la influencia del pensamiento protestante en este aspecto, es
ver cómo las sociedades donde la Reforma se mantuvo como lo más influyente,
progresaron mucho más rápido que en las que predominó el catolicismo. Basta ver
la diferencia en América, pues las regiones de suramérica, consideradas como
“tercermundistas”, tuvo o tiene una influencia católica muy fuerte, diferencia
que hay con naciones como Estados Unidos, quienes son potencia y su
colonización fue debida a los puritanos ingleses.
Vida Educativa
La
educación, o más, la alfabetización también fue algo que fue impactado, o
impulsado, por la Reforma Protestante. Antes de la Reforma ya existía algo de
alfabetización debido a las universidades creadas por los monasterios y la
Iglesia Romana, sin embargo, estas eran un privilegio tanto por cuestiones
económicas, pero también sociables. Muy difícilmente el hijo de un miembro del
campesinado o proletariado tendría acceso a dicha educación, por ende, la
suerte de su vida se limitaba a aprender al oficio de su padre y continuar con
la labor de este, permaneciendo siempre como parte de la prole, es decir, el
que pertenecía a este grupo muy difícilmente tendría el acceso o las
oportunidades para mejorar o cambiar su estilo de vida.
Uno
de los conceptos movidos por la Reforma Protestante es que todos conservamos la
imagen de Dios, por ende, las artes y el desarrollo cultural son expresiones en
el hombre, resultado de la imagen de Dios en nosotros y, por ende, es de
importancia promover dicho desarrollo y no impedirlo.
Durante
la Reforma Protestantes se crearon nuevas universidades o centros educativos
que permitieron un acceso más abierto a la educación, además, como el
protestantismo se sucedió casi a la par que el humanismo, la educación, aunque
con una base religiosa, exploró otros campos que, durante el oscurantismo, no
se habían podido dar. El desarrollo científico, social y experimental se
desarrolló de una manera más rápida en las regiones protestantes que en las
católicas debido a que la Iglesia Romana, por contraponerse a todo lo
relacionado con el protestantismo, mantenía un pensamiento oscurantista que le
permitiera sostener el status quo que privilegiaba a los superiores; la
creación del Index, que es la lista de libros prohibidos por la Iglesia, es el
resultado de tal pensamiento que no permitió el desarrollo cultural en las
regiones católicas. Una vez más, ejemplo del resultado de esto es que las
naciones que se consideran de primer mundo, hayan tenido o tengas una fuerte
influencia protestante en su historia de desarrollo cultural. Ya más adelante,
debido a las escuelas Jesuitas, es que se crean escuelas y universidades
católicas para acceso de las poblaciones “menos favorecidas”, empero, aunque
fue una iniciativa católica, ha de tenerse en cuenta que se da durante la
respuesta de estos al avance protestante, de hecho, esta era una estrategia
misionera para re-catolicitar las naciones protestantes (González, 1994), lo
cual indica que, al menos en su centro, dicho cambio en las autoridades
romanas, fueron consecuencias de la Reforma Protestante.
Conclusión
La
Reforma Protestante fue un movimiento con implicaciones que no se limitaron
solo a lo religioso. Esto fue debido a que en dicho tiempo la sociedad, lo
político y lo religioso formaban un cordón donde ninguna de las partes se podía
separar de la otra, entonces, debido a dicha unión, se pudo lograr un avance y
desarrollo de la sociedad donde la calidad de vida mejoró. Incluso, el
posterior desarrollo del catolicismo romano tuvo que ver mucho con lo iniciado
por el mismo protestantismo.
La
vida como la conocemos ahora es el resultado de dicho movimiento que sacó a la
sociedad de un oscurantismo que perduró durante mil años. Rescatando la noción
de que todos somos igualmente dignos y valiosos delante de Dios y que portamos
su imagen, las sociedades pudieron desarrollarse en materias como ciencias y
tecnologías, artes y cultura, lo cual permitió el avanza rápido y exponencial
de la sociedad y el mundo.
Sin
este acontecimiento de índole religiosa principalmente, no podríamos tener el
mundo que tenemos ahora, pues el concepto que se tenía antes favorecía
solamente a unas cuantas familias y casas poderosas. Y precisamente, ya que
quienes estaban en la cima deseaban permanecer en ella, no iban a buscar un
cambio. Prueba de ello es que los sentimientos de reforma en la Iglesia habían
aparecido hace muchos siglos atrás, pero la hegemonía papal, sus privilegios,
juntos con los privilegios de los demás clérigos y monarcas, no permitían
fácilmente dicha reforma, ni siquiera en su aspecto de la práctica. Fue
solamente, cuando un monje levanta su voz contra la autoridad del papa sobre la
iglesia, que comienzan a darse otros cambios y otros conceptos que llevarían al
mundo a tener el desarrollo que hoy tenemos.
Sí,
esto también tuvo sus consecuencias. Las sectas y mal interpretaciones
proliferaron al tiempo que, ante la inminente separación de Estado e Iglesia,
el mundo está cada vez más secularizado y apartado de la revelación divina;
pero aunque los militantes escépticos del cristianismo se levanten en contra,
nunca nadie podrá borrar el hecho histórico de que fue gracias a la Reforma
Protestante que el mundo pudo tener un avance y desarrollo cultural, de hecho,
el privilegio que estos militantes tienen de levantarse contra alguna autoridad
secular o religiosa, es resultado mismo de aquella religión que dice odiar.
Oscar Andres Romero
Estudiante de Licenciatura en Teología
Seminario Reformado Latinoamericano
Bibliografia
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U.S.A. Editorial Unilit
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Vida. (Sin Fecha). En el
Diccionario de la Real Academia Española (23 ed.). Recuperado de https://dle.rae.es/srv/fetch?id=blw7uSa
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