jueves, 27 de agosto de 2015

La justificación quita nuestras ropas sucias

“… ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?”   - Zacarías 3.3-

Estas palabras son parte de la visión de Zacarías. Estas palabras son dichas por Dios mismo al diablo. El diablo vino para acusar al sumo sacerdote Josué y el Ángel de Jehová le dijo: “Jehová te reprenda oh Satanás, Jehová que ha escogido a Jerusalén, te reprenda” Parece que la acusación satánica tenía que ver con la indignidad del sacerdote para realizar la labor que se le había encomendado, porque la Biblia dice que en esta visión, el profeta Zacarías veía al sacerdote Josué, “vestido de ropas viles".


Las ropas viles representan nuestro estado natural, nuestro pecado y nuestras justicias propias, por las cuales jamás podríamos presentarnos ante Dios ni servirle como Él lo merece. Está escrito que nuestras justicias propias son consideradas como trapos sucios delante de Dios (Isaías 64.6), y si esto se dice de nuestras buenas obras, ¿qué podría decirse de nuestros pecados? ¡Pero Dios, ha querido mostrar su gran misericordia! En vez de dejarnos en el incendio para perecer por la eternidad, nos arrebata de aquel infierno y nos otorga su inmerecido don, de manera que podamos serle útiles. Continuando con la visión de Zacarías con respecto al sacerdote Josué, Dios emite la siguiente orden: "Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala" v. 4

Este episodio es una representación muy hermosa de la doctrina de la justificación. Es necesario que el creyente tenga un entendimiento bien claro de la doctrina de la justificación por medio de la Fe: Todo aquel que arrepentido de sus pecados, viene a Cristo suplicando salvación y acepta confiar únicamente en Él, reconociendo que lo que Cristo hizo es suficiente y que no se le puede agregar nada, ése entonces vestido con la justicia de Cristo. Sin esta doctrina no hay cristianismo, se vuelve una religión inútil como todas las demás.

Si no entendemos la doctrina de la justificación, y si no nos afirmamos en ella, la acusación diabólica nos hará decaer, porque volveremos a confiar en alguna medida en nosotros mismos y dejaremos de darle la gloria completa al Señor.

Si hemos avanzado en el camino, si hemos podido vencer contra pecados y si estamos creciendo en santidad, ¡todo es por causa de Cristo! Él ganó esto para nosotros. Él nos ha vestido con su justicia. Fue algo que Dios hizo y no algo que nosotros hicimos.

Si no reconocemos que somos como un tizón que fue arrebatado del incendio, no podremos tampoco adorar con la intensidad que deberíamos. Nuestra vida carecerá de este impulso poderoso de la Gracia. Entre más claro sea el entendimiento de cuál era nuestra condición sin Cristo, más expresivo será nuestro amor para Aquel que nos rescató de tal condición de miseria.

¿Te has visto vestido de ropas viles? ¿Entiendes que esas ropas viles serían tu atuendo diario si no fuera por la gracia? ¿Ha quitado Él tu pecado y te ha vestido ropas de gala? O ¿Todavía crees que puedes conseguir ropas apropiadas por tu propia cuenta?

El profeta Isaías también repite este concepto de la justicia como una vestidura cuando dijo: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de mando de justicia..." (Isaías 61.10)

¡Alabado sea Dios por su gran misericordia! ¿Puedes gozarte en esta salvación tan grande? Si no es  sí, tal vez no has sido arrebatado del incendio, tal vez estás vestido aún de ropas viles. Que  nuestro servicio a Dios, nuestras palabras y nuestras acciones sean el reflejo de ese  reconocimiento de que nuestras vidas que fueron recatadas del incendio del infierno y que ahora apreciamos la gracia transformadora de Dios. Amén.

Pr. Alexander León.
Pastor: Iglesia Bautista Reformada Los Lagos - Costa Rica
Utilizado con previa autorizacion.
Blog: Alexander León

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