Desde que nací, Dios me dotó con cierta inclinación
al estudio, por eso, a pesar de que pasé por una “fase de rebeldía” en mi época
escolar, mis notas no fueron pasadas desapercibidas. Cuando por la gracia del
Señor, me convencí de pecado y llegué a sus pies, prontamente me interesó mucho
el estudio de las Escrituras y el conocer sobre mi Señor y su Iglesia;
lamentablemente nací de nuevo en el Señor en una iglesia de carácter
pentecostal, que si bien no despreciaba el estudio, por el contrario lo alentaba,
ciertamente el estudio que brindaban era un muy pobre en materia teológica.
Incluso cuando curse parte de un seminario perteneciente a la denominación en
la que era miembro, algunas de sus asignaturas esa demasiado superficiales.
Sin embargo no todo fue malo durante ese periodo.
Precisamente durante la época que cursé el seminario de dicha denominación,
aprendí algunos métodos de interpretación bíblica las cuales me ayudaron, y
por la gracia de Dios, a identificar algunos errores doctrinales de aquella
denominación religiosa. El problema más grande que fui percibiendo con el
tiempo fue la renuencia de algunos pastores al estudio teológico, y las muy
conocidas frases “la letra mata” y “el conocimiento envanece”. A pesar de que
aquella organización comenzó a pedir que los pastores comenzarán a prepararse
teológicamente, lo cierto es que muchas veces se tienen como pastores a
personas que solamente cursan un seminario, lo cual no les da un grado de
licenciatura, sino una simple preparación básica; y si bien el tener una
preparación teológica no te hace un pastor, un pastor sí debe tener una
preparación teológica.
El presente artículo trata de eso: establecer la
importancia de la preparación teológica del pastor, y las consecuencias de que
no la tenga. Para lograr mi objetivo recurriré a las Escrituras para demostrar
que la preparación del ministro es una necesidad eclesial y una orden divina,
pero al mismo tiempo mostraré, apoyándome en algunos artículos, las
consecuencias que ha conllevado que en Latino-américa el porcentaje de Pastores
preparados en la teología sea bajo.
CRISIS
TEOLÓGICA EN LATINOAMERICA
Cuando
se entra a Internet a buscar algo con relación al evangelicalismo en américa
latina, es común encontrar reportes que hablan sobre el crecimiento del
porcentaje por sobre la religión católica. Es muy común también, las filas de
creyentes reproduciendo dichas noticias y compartiendo el respectivo “like” a
la publicación. Sin embargo, es notorio que en Latinoamérica se presentan altos
índices de corrupción y asesinatos, así mismo, en muchas naciones se está
legalizando el aborto y el matrimonio entre personas homosexuales ¿cómo pueden
relacionarse que un crecimiento en el porcentaje de evangelicalismo y al mismo
tiempo un crecimiento entre la aceptación de políticas de la ideología de
género y la corrupción?
Al
investigar más de fondo, es interesante notar que las figuras más
representativas, o conocidas, del evangelicalismo latino son personas con lujos
ostentosos incluyendo mega iglesias, y sus adeptos, personas con un estrato
social cada vez más bajo. Así mismo, al cuestionar a dichas personas sobre las
verdades fundamentales de la fe cristiana, responden con una total ignorancia o
una combinación de enseñanzas que el cristianismo nunca ha promulgado, o
incluso, ha refutado. Cuestiones como “encarnación”, “justificación”,
“expiación, “sustitución vicaria”, entre otras máximas son totalmente
desconocidas para la masa de personas que dicen ser creyentes.
Todo
lo anterior ha conllevado a que el evangelicalismo en Latinoamérica sea uno muy
místico y sin preparación teológica alguna, lo cual ha permitido la eliminación
de una cosmovisión y ética cristiana, por lo cual, puede verse común que una
persona que dice ser creyente, apoye causas que nos son propios de la
cristiandad, o incluso, contrarias a ellas. Un ejemplo se puede ver en las personas que dicen ser creyentes pero que comparten mensajes de contenido feminista; pero aún peor, al no tenerse
claro las enseñanzas de las Escrituras, se crea una dicotomía en la vida
haciendo que el creyente tome decisiones sin basarse en los parámetros
Escriturales, o incluso, se desconozca por completo el Evangelio de Jesucristo.
Proliferación
de las Herejías
Uno
de los males más grandes que encontramos en el evangelicalismo actual es la
mezcla de distintas corrientes doctrinales, muchas de ellas con errores que la
misma cristiandad ya ha refutado. Un ejemplo de ellos es la creencia popular de
que confesar positivismo llevará a que las cosas se hacen realidad, o por el
contrario, hablar de cosas negativas hará que la calamidad venga sobre quien
las pronuncia. Otro ejemplo lo encontramos en la creencia de que el cuerpo
físico, o lo material, son cosas no tan sagradas como el espíritu, que estamos
en una lucha igualitaria de poderes entre satanás y Dios, o las dificultades en
que se cae al intentar explicar la trinidad, generalmente en modalismo o
triteismo. Pero lo más peligroso, es el crecimiento de la llamada Teología de
la Prosperidad, pues está muestra la falta de recursos económicos, o la
enfermedad, como consecuencias de pecado o de espíritus demoníacos, llevando al
creyente a la frustración al enseñar que un verdadero creyente debe tener la
suficiente fe para vivir completamente sano y próspero; incluso ya se habla de
que los fármacos y las empresas farmacéuticas son organizaciones satánicas
controladas por el demonio mismo, y que ir al médico es falta de fe.
Otro
de los males es la proliferación de sectas, pues se hablan de nuevos apóstoles,
nuevas revelaciones de Dios, incluso de que el Espíritu Santo es mujer, o que
el diablo ya fue destruido, por tanto ya no hay pecado, y que Jesucristo está
entre nosotros nuevamente con forma de mujer. Ante este hecho, la iglesia
debería levantar su voz y prestar batalla ante semejante deshonor del Nombre
del Señor.
Históricamente,
la iglesia ha estado lista y presente ante cualquier herejía que hace su
aparición, ya desde temprano, vemos como el apóstol Pablo presentó su defensa a
la doctrina de la salvación solo por gracia, y por medio de la fe en Jesucristo
y su obra, ante los conocidos judaizantes que pretendían agregar algo más a la
obra de nuestro Señor. En varias de sus cartas vemos la ardua labor de
argumentación que el apóstol hace en defensa de esta doctrina bíblica; también
encontramos en las Escrituras las advertencias de las apariciones de los falsos
maestros, y estos por supuesto, nunca han faltado. La época de la patrística
está marcada de una manera fuerte contra las malas enseñanzas, un libro muy
conocido es escrito por el obispo de Lyon, Ireneo, llamado “Contra Herejías”.
Esto
nos muestra la responsabilidad de la iglesia que Dios le dio al darle el título
de ser “Columna y Baluarte de la verdad (1 Tim. 3:15). Sin embargo, la iglesia
actual, con el crecimiento de pentecostalismo y el carimatismo, se ha centrado
en las experiencias personales, dejando de un lado la necesidad de la
preparación teológica, logrando que esta esté indefensa y desarmada ante la
gran cosmovisión que nace en una cultura caída, por lo tanto, asimilándose con
ella y dejándose enseñar.
Un
ejemplo de lo anterior es ver personas que dicen ser creyentes pero que siguen
a predicadores que no se sujetan al consejo Escritural, sino que a base de
habilidad retórica, logran engañar al incauto. Un ejemplo lo encontramos en
falsos maestros como Dante Gebel, Guillermo Maldonado, Benny Hinn. Esto manifiesta al poco, o nulo, proceso de
verificación Escritural que hacemos a las enseñanzas que recibimos por medio de
los medios sociales, y es precisamente ese fenómeno, el de la red social, el
que está llevando a algunos creyentes por caminos cada vez más cercanos a la
apostasía
Defensas
Bajas
En
las redes sociales circula un vídeo donde unas personas entrevistan a unos
creyentes de una iglesia sobre qué es el pentateuco. Es sorprendente ver que la
gran mayoría de entrevistados no sabían qué responder, y los que lo hacían, era
de una manera tan dubitativa que dejaban la sensación de no estar muy seguros.
Así mismo, también es común ver cantantes de música cristiana que no tienen
claro el conocimiento de las Escrituras, y ni olvidar el conocido caso donde
uno de ellos, ante el cuestionamiento de la poca teología en sus letras,
respondió diciendo que los músicos cristianos no estaban llamados a hacer
teología.
En
la actualidad, la realidad de las iglesias cristianas es bastante lamentable,
pues son iglesias sin poco o nada de conocimiento teológico fundamental, dado a
que sus iglesias son direccionadas a tener muchas actividades de
entretenimiento, de formación de liderazgo, y compañerismo que en últimas no
dan base al creyente para poder “… presentar defensa … ante todo aquel que
demande razón de la esperanza hay en vosotros” (1 Pedro 3:15). Esto ha
conllevado, como se mencionó anteriormente, que dentro de las iglesias se
mezclen muchas creencias no cristianas, incluyendo practicas más relacionadas
con la brujería y actos paganos como el llamado y conocido Kundalini. Sin
embargo, la responsabilidad mayor de todo esto es debido a la cabeza terrenal
de la iglesia, el pastor o los pastores de la congregación, pues ellos son los
encargados de “apacentar la grey de Dios” (1 Pedro 5:2).
Digo
lo anterior debido a que el pastor es el encargado de enseñar la teología y la
doctrina a la congregación, pues este es precisamente uno de los requisitos,
según 1 Timoteo 3, 2 Timoteo 2 y 4, y Tito 1 y 2. Ya volveremos a esos pasajes,
pero baste ahora decir que la responsabilidad primaria de buscar una
congregación fuerte doctrinalmente es dada a los líderes de la congregación,
los pastores. Precisamente, en las iglesias donde el conocimiento doctrinal es
bajo, generalmente, son iglesias cuyo pastor no está preparado doctrinalmente
tampoco. Según el portal Noticias Cristianas, solo el 10 % de los pastores de
iglesias evangélicas en el mundo tienen una licenciatura en teología (Noticias
Cristianas, 2013), lo cual muestra que el 85 % de las iglesias evangélicas
están dirigidas por pastores sin ninguna preparación teológica.
A
lo anterior se le suma la nota en la web de Protestante Digital: “Pastores
sin vocación, mal preparados u orientados, están desmantelando iglesias todos
los días, en todas las denominaciones” (Protestante Digital, 2018); esto
nos muestra la realidad y la consecuencia de que los líderes de las iglesias no
tengan una preparación doctrinal.
La
Iglesia evangélica en el mundo está con las defensas bajas, pues no puede dar
respuestas a las agudas cosmovisiones que se tejen en la cultura donde ella
misma se encuentra. Es curioso que la cosmovisión cristiana es la única con una
coherencia total, sin embargo, al ser desconocida por el creyente mismo, esta
no puede brillar con la intensidad que debería, y al ser relegada debido al
desconocimiento doctrinal, el creyente termina adoptando cosmovisiones y
creencias prestadas de la cultura secular, lo cual, poco a poco, va menoscabando
al cristianismo ortodoxo.
El
cristianismo está constantemente bajo ataque, inclusive desde el aspecto
cognitivo, y es muy popular la creencia que ser religioso es ser ignorante,
olivándose que las más grandes mentes de la academia han sido en algún aspecto
religiosas. El creyente promedio queda bajo una ignorancia total, lo cual está
creando más y más generaciones de creyentes sin fundamento doctrinal firme,
quedando expuestos a los más audaces ataques de la sociedad anticristiana.
UNA
IGLESIA PREPARADA: LA SOLUCIÓN
“El
cristianismo es vida práctica”. Aún recuerdo las veces que me decían, y que yo,
en medio de mi ignorancia de aquel entonces, creía como ciertas. Ciertamente el
cristianismo es vida práctica, pero el ser humano vive con base en
convicciones, y estas son formadas por las creencias, por ende, según la clase,
o nivel, de teología que tengas, esa será tu vida práctica. Es totalmente
cierto, también, que el solo conocimiento doctrinal no te llevará a tener una
excelente cosmovisión de la vida; en muchos países, como España, por ejemplo,
la problemática que se presenta de iglesias divididas se debe en gran parte al
carácter de los lideres (Protestante Digital, 2018). Sin embargo, lo anterior
no debe ser una excusa, o razón, para menospreciar e invalidar el conocimiento
teológico, menos al tratarse de un mandato, como lo veremos más adelante.
A
pesar de lo anterior, también se debe tener en cuenta, y muy en claro, el
concepto de la Iglesia como un cuerpo, pues de esta manera entenderemos que si
bien el pastor es el principal responsable por la instrucción, y por ende el
nivel, doctrinal de su congregación, tampoco debemos eliminar totalmente la
responsabilidad que recae en cada miembro de la Iglesia.
En
la época conocida como la Edad Media, la Escritura estaba cautiva por la
iglesia institucional de Roma, incluso los servicios litúrgicos eran dados en
el idioma latín y se tenía prohibido traducir las Escrituras al idioma
vernáculo; y fue precisamente debido a la Reforma Protestante, que la Escritura
se coloco a alcance de cada persona, pero con la inmensa responsabilidad de
interpretarla correctamente. Debido a esto se vio la necesidad de la
instrucción teológica de las personas, comenzando por la academización de la
lectura y la escritura, pues el nivel de analfabetismo de ese entonces era
excesivamente grande. Al irse capacitando las personas en este aspecto, el
pueblo, la Iglesia, ya no puede evadir su responsabilidad, sino que, como
cuerpo de creyentes, también nosotros somo responsables de la expansión del
mensaje de Cristo de una manera correcta.
La
Responsabilidad del Creyente en la Defensa de la Fe
Desde
el inicio mismo del cristianismo, este se vio envuelto entre hombres perversos
que terminaban enseñando cosas contrarias a la doctrina de Cristo. Ya desde muy
temprano el apóstol Pablo tuvo que hacer frente a una corriente judía que decía
ser cristiana pero buscaban que los creyentes vivieran como judíos, y hacía el
final de su vida, tuvo que hacer frente a las primeras apariciones de las
creencias gnósticas. Es precisamente en la primera epístola a Timoteo que nos
dice que, “… en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, ESCUCHANDO
a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1, énfasis
añadido). Esto nos muestra que los creyentes se estaban desviando de la verdad,
no haciendo caso al mensaje del mismo apóstol en la epístola a los creyentes de
Galacia, donde indico que si los apóstoles o un ángel, les anunciara un
Evangelio diferente al que les había sido dado, lo tuvieran por maldito
(Gálatas 1:8,9); y al analizar el texto de 1 Pedro 3:15 y Judas 3, vemos que
las ordenes a presentar defensa con mansedumbre y contender por la fe, es dada
a toda la iglesia; también, las epístolas pastorales son aplicables en este
contexto, dado que, si bien la orden directa era a los hombres idóneos para
enseñar, y ciertamente lo usaremos en ese sentido más adelante, al ser cartas
que hacen parte del canon bíblico, se debe dar por sentado que son ordenes
expresadas para toda la congregación.
Creí
muy necesario y pertinente, y espero con esto haberlo demostrado, que como
creyentes, cada miembro del cuerpo de Cristo, tenemos la responsabilidad de
algún nivel de formación teológica, tanto para examinar las enseñanzas que
recibimos, con el fin de no caer en manos de falsos maestros, como también para
defender la fe en medio del escepticismo y la confusión doctrinal actual.
Ahora
bien, establecido esto, pasemos a estudiar la gran importancia que tiene el
conocimiento doctrinal, en un cargo tan importante como el del pastor.
UN
PASTOR PREPARADO: EL CAMINO MÁS SEGURO
Anteriormente
hemos visto la situación general de las iglesias evangélicas en Latinoamérica,
y junto a eso, la responsabilidad que tiene el creyente de tener un nivel de
preparación teológica; sin embargo, es necesario hacer un apunte mayor: los
principales responsables de tener un conocimiento doctrinal y Escritural
profundo son los pastores de la congregación, pues a ellos se les demanda el
apacentar el pueblo de Dios.
En
los medios carismáticos y pentecostales es muy común escuchar frases como que
no es necesario el estudiar en un seminario teológico, “pues el Espíritu les
recordará todas las cosas”. Este es un pensamiento muy irresponsable, pero que
además va en contra de todo lo escrito por el apóstol Pablo en las epístolas a
Timoteo y Tito, sus fieles colaboradores.
El
ministerio pastoral es uno que exige un muy riguroso carácter, por encima del
conocimiento y de las habilidades, empero, tampoco podemos irnos al extremo de
pensar que solo a base de carácter un pastor podrá defender y proteger a su
congregación de las falsas enseñanzas y llevarlas por la sana doctrina, pues
para hacer esto se necesita precisamente eso, conocer la sana doctrina. Esto
debería ser por si solo suficiente para exhortar a un aspirante al pastorado, o
al pastor, para que busque la mayor profundidad de conocimiento teológico, sin
embargo me propongo a mostrar el por qué la imperiosa necesidad de que un
pastor esté preparado teológicamente: por mandato, y por necesidad
Es
un Mandato Divino
Como
primer punto, la preparación teológica y doctrinal de un pastor no debe ser
algo opcional debido a que es un mandato divino que se dio por parte del
apóstol Pablo. En 1 Timoteo 3:2 leemos que el obispo debe ser “… apto para
enseñar;” y en Tito 1:9, la primera parte, leemos que debe ser “retenedor de la
palabra fiel tal como ha sido enseñada…”. Estos textos nos están mostrando la
orden directa de Dios, que si bien la circunstancia era Pablo dando
indicaciones a Timoteo y Tito respectivamente, al quedar registradas en el
canon bíblico, han de tenerse como inspiradas por Dios; además estas son
instrucciones de Pablo a Timoteo y Tito quienes debían nombrar pastores a
algunos hombres, y para eso debían cumplir con ciertos requisitos, siendo el
ser apto para enseñar y retenedor de la palabra fiel, uno de ellos.
William
Hendriksen dice que el obispo debe “aferrarse y aplicarse a la sagrada
tradición que está en armonía con la sana doctrina, esto es, con la doctrina
que a su vez, está basada en la Escritura” (Hendriksen, 2006). La doctrina
de los pastores no es una que ellos se hayan inventado, ni mucho menos una que
ellos hayan escuchado de otro simple hombre cualquiera, sino que ellos eran los
receptores de las enseñanzas de Cristo mismo, por ende, su doctrina era de
carácter divino, razón por la cual debe tenerse en un sentido de obediencia
absoluta.
Dado
lo anterior, el estudio teológico es totalmente necesario, pues es ahí donde se
recibe una capacitación adecuada para poder cumplir con esos requisitos. Una de
las voces que más se escuchan es que los apóstoles o pastores de los primeros
siglos no fueron a escuelas teológicas, y esto es totalmente cierto, pero
tampoco se puede omitir el hecho de que esos eran otros tiempos, y aunque no
iban a una escuela teológica, sí recibieron las enseñanzas de hombres muy
doctos, por ejemplo, los apóstoles recibieron las enseñanzas del Señor mismo.
Dicho
esto, y lo que había mencionado anteriormente, ya debería ser mucho más claro
el ver la importancia de que un pastor cuente con la preparación requerida para
ejercer su cargo, incluyendo el conocimiento; sin embargo, aún alguien podría
objetar la importancia o no de los conocimientos teológicos por parte de los
pastores
Es
una Necesidad Eclesial
Charles
Spurgeon decía que no tendremos grandes predicadores si no tenemos grandes
teólogos. El predicador que haya de conmover las almas de manera autentica no
será el que es superficial en sus estudios. Esas palabras son muy relevantes si
se tiene en cuenta que una de las funciones del obispo es conmover las almas de
manera autentica; y no, no me refiero al sentido emocional que se vive en el
carimatismo actual, sino a una conmoción que hay en el alma del creyente cuando
la Escritura se expone fiel y verazmente.
La
Escritura también nos muestra muchas indicaciones del porqué es necesaria la
preparación teológica de los pastores, como parte del ejemplo nombraré los
siguientes:
· “…
en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando … doctrinas
de demonios” (1 Timoteo 4:1)
· “Ten
cuidado de … la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a
ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:16)
· “Lo
que has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2)
· “…
que prediques la palabra … exhorta con toda paciencia y DOCTRINA” (2 Timoteo
4:1 énfasis añadido)
Una
de las características en el primer siglo es que comenzaron a aparecer
doctrinas diversas mezcladas entre el pensamiento griego y el judío; pero el
cristianismo ha tendido que hacer frente a un sinfín de malas enseñanzas, lo
cual hace de las palabras de Pablo en 1 Timoteo 4:1,16 sean totalmente
aplicables en la actualidad. Los falsos maestros no son cosa de este siglo
apenas, o cosa de los siglos pasados, así mismo, nunca han faltado aquellos que
se dejan seducir y los siguen, empero, es responsabilidad del pastor exponer el
correcto consejo de Dios, de una manera fiel, buscando revelar los errores
demoníacos de tales personas. Matthew Henry dice:
“La
doctrina de un ministro de Cristo debe ser conforme a las Escrituras, clara,
evangélica y práctica; bien expresada, explicada, defendida y aplicada. Pero
estos deberes no permiten tiempo libre para los placeres mundanos, las visitas
vanas o la conversación ociosa, y muy poco, si lo hubiera, para lo que es pura
diversión y solo ornamental. Todo creyente debe ser capacitado para que su
provecho sea evidente a todos los hombres; que procure experimentar el poder
del evangelio en su alma y dar su fruto en su vida” (Matthew
Henry, s.f.).
Así
que podemos demostrar que la capacitación teológica es necesaria para que la
congregación sea protegida de los falsos maestros, pues al capacitarse el
pastor, este podrá enseñar a la iglesia la verdad de Dios, cuidándola así del
engaño.
2
Timoteo 2:2 nos muestra el principio de la herencia, cosa que hace fundamental
el estudio teológico, pues si no se conoce la doctrina ¿qué se transmitirá?
Pablo escribe esta carta al final de su vida, y está “pasando la antorcha a
Timoteo”, pero sabiendo este que Timoteo pronto terminaría como él, busco
mandar a este que preparase a quienes dejar el mandato. Hendriksen dice que “una
forma segura de fortalecerse en la gracia es transmitir a otros las verdades
que se han anidado en el corazón y que son guardadas en la memoria” (Hendriksen,
s.f.), por lo tanto, para mantener viva la iglesia es necesario mantener
sostenido el fundamento, lo que hace totalmente necesario el conocimiento.
Finalmente,
a los pastores les es dado también el mandato de “predicar con toda paciencia y
doctrina”. Esto no puede ser posible si el ministro no conoce la doctrina, y el
predicar con toda paciencia y doctrina es sumamente necesario para el
crecimiento en la fe. Este es uno de los putos más visibles en los que cae el
evangelicalismo de hoy, pues son las predicaciones las que están careciendo de
toda doctrina, lo cual es resultado, como ya vimos del desprecio teológico por
parte de algunos pastores
CONCLUSIÓN
Creo
que se ha establecido el punto de la importancia del estudio teológico en el
pastor. La cristiandad latinoamericana está sufriendo una grave crisis
doctrinal debido al descuido de las doctrinas fundamentales y de la Escritura;
esto es debido a que los oyentes no están recibiendo una enseñanza doctrinal, y
una exposición fiel del consejo bíblico, debido al desconocimiento de la
teología por parte de los ministros, lo cual lleva a que las congregaciones y
sus miembros, tengan cosmovisiones mixtas, presentando un dualismo y una
separación que los lleva a tomar decisiones basándose en distintos aspectos: lo
que dice la cultura y lo que dice el mundo. Pero además de esto, promueven
falsas enseñanzas, o herejías, como si fuesen cristianas y sustentándolas aún
con la Escritura misma.
La
solución nos muestra la importancia de que un ministro se capacite
teológicamente, pues aparte de ser un mandato expresado por Dios en su misma
Palabra, también hará que el ministro esté capacitado en enseñar a su
congregación las Escrituras, y entre mayor sea su conocimiento, mayor provecho
podrá sacar la congregación de él, lo cual fortalecerá a la Iglesia, la hará
cada vez más preparada doctrinalmente, y menos vulnerable a los engaños de los falsos
maestros.
El
portal web de Soldados de Jesucristo (2019), resume los beneficios de los
estudios académicos en el ministerio pastoral, de la siguiente forma
- Conocimiento de las Escrituras y de asuntos teológicos importantes para la vida cristiana y el ministerio pastoral.
- Aprender a interpretar correctamente la Palabra de Dios.
- Aprender acerca de corrientes teológicas o ministeriales con las que nos podemos encontrar estando en el ministerio.
- Formar hábitos de lectura y estudio de la Palabra que serán indispensables en la vida del pastor.
- Tener una introducción a recursos exegéticos y teológicos que se necesita para mantenerse fresco en el ministerio.
- Obtener marcos y formas de reunir la verdad bíblica que simplemente no están disponibles en otros lugares.
Finalmente, hemos de
considerar los siguientes ejemplos de esta imperiosa necesidad, que nos da el teólogo
John Frame:
1. Entiendes los pactos? Jesús vino a
poner en vigencia el “nuevo pacto”. Pero, ¿cuál es el nuevo pacto, y cómo
es diferente del anterior? ¡Puedes aprender sobre esto en el seminario!
2.
Jesús mostró en Lucas 24 que Él era
el cumplimiento de las Escrituras. El Antiguo Testamento mostraba su muerte y
resurrección. No fue solo un accidente. Entonces, cualquiera que
estudia las Escrituras puede ver que la Palabra de Dios es Cristotélica, o sea
apunta a Jesús. ¿Puedes hacer eso? Puedes aprender cómo hacer eso en
el seminario.
3.
¿Puedes entender cómo Jesús cumple las
funciones de profeta, sacerdote y rey del Antiguo Testamento? y ¿qué
diferencia trae esto al gobierno de la iglesia y a mi vida cristiana
personal? ¿Entiendes por qué la iglesia es tan importante para Dios
como su pueblo, el cuerpo de Cristo, la novia de Cristo, y no solo una
colección de individuos? Pero, ¿dónde puedes estudiar esto más a fondo que
en el seminario?
4.
¿Pueden imaginarse cuán rica podría ser
su enseñanza si pudieran leer las Escrituras en los idiomas originales y
aprender a interpretar los textos en griego y en hebreo? Necesitas también
aprender sobre los géneros literarios en la Biblia; la diferencia entre el
paralelismo sinónimo y antitético; y en qué parte el escritor hace énfasis en
una estructura quiástica. Bueno, no sé dónde puedes aprender este tipo de
cosas, excepto en el seminario.
5.
¿Cuánto sabes sobre la historia de la
iglesia? La Escritura y no la historia de la iglesia es nuestra autoridad
final. Pero, también es cierto que “aquellos que no conocen la historia
están condenados a repetirla” y “no debemos tratar de reinventar la
rueda”. Muchas de las herejías que aparecen hoy son solo repeticiones de
herejías que han aparecido antes en la historia de la iglesia. Es bueno saber
cómo la iglesia lidió con estos problemas en el pasado. A veces estuvieron
equivocados, y otras veces no. Pero debemos ser capaces de evitar sus
errores y construir sobre sus logros. ¿Dónde se puede obtener ese tipo de
conocimiento que no sea en el seminario? (Soldados de Jesucristo, 2019)
BIBLIOGRAFIA
Ø A
menos que se diga lo contrario, todos los textos bíblicos son usados de la
Versión Reina Valera 1960
Ø
Hendriksen, W., (2006). “Comentario al
Nuevo Testamento”. Grand
Rapids, Michigan. Editorial Libros Desafío
Ø
Henry, M., (s.f.). “Comentario de la
Biblia”. St. Midley,
Florida. Editorial Unilit
Ø Soldados
de Jesucristo (2019). ¿Es Necesario que los Pastores Tengan Estudios
Académicos?. Recuperado de:
https://www.sdejesucristo.org/es-necesario-que-los-pastores-tengan-estudios-academicos/
Ø Noticias
Cristianas (2013). 85% de las Iglesias Cristianas están dirigidas por
pastores sin preparación teológica. Recuperado de https://www.noticiacristiana.com/teologia/2013/09/85-de-las-iglesias-estan-dirigidas-por-pastores-sin-preparacion-teologica.html
Protestante Digital (2018).
Iglesias Destruidas por Pastores Incompetentes. Recuperado de https://www.protestantedigital.com/blogs/44058/Iglesias_destruidas_por_incompetentes.
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