En la semana en que escribía este artículo, vi un
post en las redes sociales en las que el autor se quejaba porque veía muchas
discusiones sobre soteriología, escatología, bibliología, etc, pero que no veía
ninguna discusión sobre cómo hacer el bien al prójimo. Aparte de esto, uno de
los comentarios que le hacían era de una persona quejándose porque era discutir
sobre “mucha doctrina” sin ningún “poder transformador”. Ante esta situación,
se puede evidenciar la falsa dicotomía que existe en muchos creyentes al pensar
que el accionar del creyente está apartado de la doctrina, creencias, o
convicciones que se tengan. Contrario a eso, el ser humano es uno que piensa y
acciona con base a convicciones, las mismas que son formadas por las creencias
que se tengan, y todo esto da como resultado toda una forma de ver la vida; su
cosmovisión, por ende, según sean tus creencias, serán tus convicciones y así
mismo, tu actuar.
De acuerdo con lo anterior, el cristiano, si hace
uso legitimo de ese apelativo, es un seguidor de Cristo, es decir, uno que
sigue en obediencia a lo que Dios ha dicho en su Palabra, por ende, su
cosmovisión debe centrarse en lo que Dios nos dice en su Santa Palabra, sus
convicciones deben estar según a lo que conoce de la Escritura, y su
conocimiento, es el conocimiento doctrinal.
La doctrina cristiana es el conjunto de enseñanzas
de la fe, que articulan según lo que la escritura dice desde Génesis hasta
Apocalipsis. Muchos piensan que esto es solamente conocimiento teórico, pero la
verdad es que la doctrina es parte fundamental de la vida en santidad del
creyente, pues es la única forma de tener un conocimiento correcto de Dios y su
voluntad revelada; es obligación del creyente, pues, que tenga el conocimiento
ortodoxo de la misma.
De esto se trata el siguiente artículo. Este será un conjunto, muy básico y resumido por el tema de espacio, del cuerpo doctrinal básico de la cristiandad, lo que se denomina como “teología sistemática”. Pasaremos desde la doctrina de las Escrituras (bibliología), hasta la doctrina de los últimos tiempos (escatología), donde se mencionará los aspectos básicos de la comprensión de dichas doctrinas.
BIBLIOLOGÍA
La Biblia es la palabra inspirada por Dios. 2
Timoteo 3:16 nos habla de que toda la Escritura es inspirada por Dios; en los
tiempos en que el apóstol Pablo escribió dichas palabras, se refería al canon
del Antiguo Testamento, pero el apóstol Pedro luego equipara algunos textos del
apóstol Pablo como en igualdad al Antiguo Testamento (2 Pe. 3:15-16), dándonos
a entender que también los textos del Nuevo Testamento son de inspiración
divina.
La palabra “inspirada” viene del vocablo griego “Theopneutos”
que nos indica que Dios la “exhaló”, y traduce literalmente “Dios habló”
(Repuestas en Génesis, 2015). Con el término “Inspiración” se aduce a que Dios
es el autor primario y primordial de las Escrituras, si bien esta fue escrita
por 40 autores distintos de distintas épocas, lo que ellos escribieron y que
quedó registrado en la Biblia, fue Dios el que, sin violar sus voluntades,
deseos, pensamientos, propósitos y circunstancias, les llevó a escribir lo que
finalmente ellos escribieron, por tanto, en últimas, las palabras registradas
en la Escritura son de inspiración divina, son las palabra de Dios mismo
transmitidas por vehículos humanos. De la inspiración de la Escritura por Dios,
es decir, debido a que toda la Biblia tiene como autor primario y primordial a
Dios mismo, se derivan las cuatro características de la Escritura: Autoridad,
Inerrancia, Claridad y Suficiencia
Autoridad
La autoridad de las Escrituras hace referencia a que
estas, por ser la Palabra de Dios mismo, son la máxima regla de fe y conducta
del creyente. Todo pensamiento, convicción y creencia de este debe estar
acorde, y no contradecir, lo que dice la Escritura, pues ir en contra de lo que
dice la Biblia es ir en contra de lo que dice Dios, ergo, es ir en contra de
Dios mismo. De este ítem se desprende la autoridad de los mensajes bíblicos. En
el Antiguo Testamento desobedecer a un profeta enviado por Dios que hubiese
dado un mensaje u orden divina, era desobedecer a Dios mismo, en el Nuevo
Testamento, desobedecer a la doctrina apostólica era estar fuera de Cristo
(Gál. 1:6-9; 1 Jn. 2:19); esto era así porque tanto los profetas en el Antiguo
Testamento, como los apóstoles en el Nuevo, eran los mensajeros de Dios, los
que anunciaban la verdad revelada de Dios. Hoy en día esa labor es del
pastor-maestro, pues cuando él expone la Escritura, está fungiendo una labor
profética al exponer el mensaje de Dios, sin embargo, el pastor debe cuidarse y
ser muy responsable en su tarea, pues torcer lo que dice la Escritura es
distorsionar el mensaje de Dios, acción típica del falso profeta.
Claridad e Inerrancia
Con claridad de las Escrituras, se hace referencia en que la Escritura es lo suficientemente clara para que su mensaje básico pueda ser comprendido por absolutamente todos, incluso un niño con la edad y madurez de su conciencia plena. Esto, por ningún motivo, debe dar a entender que la Biblia no tiene partes que sean más difíciles de comprender que otras, sino que, en su sentida más básico, tiene una comprensión totalmente clara. Junto a esto viene el concepto de inerrancia, lo cual es una indicación de que los escritos originales no guardan ningún error ni incoherencia, pues su inspiración viene de aquel que no comete errores.
Suficiencia
Con lo anterior, se deduce que la Biblia es lo único
necesario, o suficiente, para el crecimiento en santidad del creyente. Este no
necesita más revelaciones u otras enseñanzas más que las expresadas en las
Escrituras para su avance en el Reino de Dios. 2 Timoteo 3:16,17 liga la
inspiración de las Escrituras con su utilidad para la enseñanza y corrección
del creyente “a fin de que … sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra”.
El Canón
Junto a todo esto viene la controversia sobre el
canón de las Escrituras. Debido a que en el primer siglo eran muchos los
escritos que se leían en las Iglesias, muchos de ellos haciéndose pasar por
escritos apostólicos, y dado que el hereje Marción había presentado una
compilación, según su criterio, de lo que sería la Palabra divina, la Iglesia
se vio en la obligación de hacer una compilación similar. Dado esto, la iglesia
romana bajo el mando del papa, ha enseñado y popularizado la idea de que la
Biblia, su canón, fue creado por la iglesia, sin embargo, al notar la historia
de la iglesia, aparte de que el hecho de que Marción juntara su composición
daba a entender la idea general de ese tiempo de un canón doctrinal, también
está que muchas iglesias tenían ya común acuerdo sobre algunos libros que
creían eran palabra de Dios mismo, la iglesia, pues, no creo el canón sino que
lo reconoció y promulgó.
El criterio para formar el canón es que sus escritos fueran directamente dados por los apóstoles o por alguna persona que haya estado junto a alguno de ellos, además de que no contradijera el mensaje apostólico. Esto fue con respecto a la creación del canón del Nuevo Testamento, pues la iglesia aceptó el canón judío del Antiguo Testamento debido a que a ellos fue dada esa revelación y palabra.
TEOLOGÍA
PROPIA
La
teología propia es la relacionada a todo lo concerniente propiamente con la
Deidad. Por términos de espacio son basaremos en aspectos básicos de su
cognoscibilidad, si triple unidad, atributos y su creación.
Cognoscibilidad
Este
termino hace referencia a nuestro conocimiento de Dios. En lo personal, para
evitar confusiones, prefiero este termino al de “incomprensibilidad de Dios”,
pues lo que se busca explicar no es que no podamos conocer nada de Dios, sino
que nuestro conocimiento de la Deidad está basado y supeditado únicamente a lo
que Él nos ha revelado en su Palabra. Dios es un ser infinito, con conocimiento
infinito y eterno, Él no tiene ni principio ni final; por el contrario,
nosotros como finitos y mortales, lo que en palabra de R.C. Sproul diríamos “lo
finito no puede aprehender (contener) a lo infinito”, (Sproul, 1996) es
debido a esto que, en un aspecto, Dios es incomprensible para nosotros, sin
embargo, Él nos “ha balbuceado” sus palabras para que podamos conocer algunos
aspectos de su ser, y lo que nos ha revelado es suficiente para nuestra
salvación, perfeccionamiento, y adoración a Dios
La
Triple Unidad de Dios
La
doctrina de la trinidad es una de las más controversiales en toda la época del
cristianismo, y su principal y más famoso opositor fue Arrio; hoy en día tiene
sus representantes en los Testigos de Jehová.
La
Trinidad de Dios no es una referencia a que hay tres dioses (triteismo) ni ha
que Dios se ha manifestado en tres formas distintas en las épocas (modalismo),
sino que habla de que Dios, es uno en esencia y tres en subsistencia. La
Escritura nos habla de que tanto el Padre, como el Hijo, y el Espíritu Santo,
son tres subsistencias de la Deidad, cada una diferente a la otra pero que son
un solo Dios. El Padre es igual en honor, gloria y autoridad al Hijo y al
Espíritu, El Hijo es igual al Padre y al Espíritu en honor, gloria y autoridad,
y el Espíritu es igual en honor, gloria y autoridad al Padre y al Hijo.
El
Concilio de Éfeso y el de Calcedonia, si bien defendieron directamente la
cristología y Deidad del Hijo, indirectamente contribuye para la formulación
clara del concepto de la trinidad, pues se hace la diferencia entre esencia y
substancia, lo cual permite indicar que Dios es uno en tres personas.
Hay
que dejar en claro que esto es un misterio, es algo que no es totalmente
comprensible para la mente humana, es decir, nuestra mente limitada no podrá
imaginar plenamente cómo es esto, de ahí nuevamente la doctrina de la
cognoscibilidad de Dios, por eso la necesidad de que la iglesia declare y
enseñe la doctrina, no que la explique, pues en esto último siempre se termina
o confundiendo las personas, o separándolas totalmente.
Atributos
Los atributos de Dios deben ser divididos en dos
grupos: los incomunicables y los comunicables. En el primer grupo están
aquellos que Dios no comparte con la humanidad, es decir, que son aspectos
únicos de la Deidad, estos son, su eternidad (Dios no tiene ni principio ni
fin, Él es en sí mismo, la fuente de toda cosa creada), su omnisciencia (Dios
todo lo sabe), su omnipotencia (Dios puede hacer todo aquello que vaya conforme
a su carácter y voluntad), y su omnipresencia (Dios está en todo lugar al mismo
tiempo, es inmanente y trascendente a su creación).
Los atributos incomunicables son todos aquellos que
Dios a transmitido en algún grado al ser humano, estos son, su amor, bondad,
sabiduría, justicia, santidad, etc.
Creación
En este aspecto ha de hablarse mayormente en su
sentido de voluntad y decreto. Dios es el autor y fuente primaria de todo lo
creado, todo en el subsiste y existe (Hch. 17:28). Todo cuanto acontece en la
creación es debido a su decreto soberano (providencia), y el actúa en su
creación de forma mediata (por medios naturales) o inmediata (de forma
sobrenatural – milagros).
El mundo fue creado en seis días, no como una tierra
joven sino ya con apariencia madura, y la corona de la creación es el hombre, a
quien creó a imagen suya y dio autoridad sobre toda la creación para que
gobernarán como Él gobierna (Gén. 1:27,28).
La voluntad de Dios debe ser entendida como la secreta y la revelada. La voluntad relevada de Dios es la que Él nos ha dejado expresamente escrita en su Palabra, su voluntad secreta no nos ha sido revelada, no la conocemos ni la podremos conocer salvó cuando está ya a acontecido. El pecado de adivinación es incredulidad por cuanto se trata de conocer lo que Dios no ha revelado, desconfiando de su providencia y gobierno.
ANTROPOLOGÍA
La
antropología es el estudio de la doctrina del hombre. En este esquema
indicaremos lo que es la imagen de Dios, la composición del hombre, y su caída.
La
Imagen de Dios
El Salmo 19:1 nos indica que el cielo cuenta la
gloria de Dios, y el firmamento anuncia las obras de sus manos, y Génesis 1:26
nos habla de que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Esto nos indica
dos cosas: toda la creación lleva “la huella” del creador, y el ser humano es
su “obra de arte” principal.
Cuando la Biblia habla de que el ser humano es
creado a imagen y semejanza de Dios, no se debe entender como que “imagen” y
“semejanza” son cosas distintas, como lo enseña la iglesia de Roma, pues el lenguaje
bíblico indica que es una misma cosa. El ser imagen de Dios es expresar
reflejar el carácter de Dios, esta es una capacidad única del hombre, somos el
reflejo de Dios en la tierra, de ahí la prohibición en Éxodo 20 de hacerse
imágenes de Dios, pues Él mismo ya se ha hecho una imagen propia.
El otro aspecto que apunta a que somo imagen de
Dios, es la autoridad que Él ha puesto sobre la humanidad, pues es el hombre
quien gobierna toda la creación, así como Él es el gobernador supremo. Así,
pues, el ser imagen de Dios representa un sentido ético (reflejar el carácter
de Dios) y de gobierno (el sometimiento de la creación).
Cuerpo y alma
En el evangelicalismo actual está popularizada la
idea tricótoma del hombre, es decir, que es creado con un cuerpo, un alma y un
espíritu. En esta visión el cuerpo es la forma visible de expresión del hombre,
el alma es donde residen las emociones, pensamientos y voluntad de la persona,
y el espíritu es la parte que se relaciona con Dios, sin embargo, dicha visión
no es apoyada por la Escritura, pues en ella vemos que las palabras que se
traducen como alma y espíritu, tanto en el hebreo como en el griego, se usan de
manera sinónima. Además, la Escritura habla del alma comunicándose con Dios,
así como dando al espíritu del hombre funciones de expresión de sentimientos o
decisión.
La realidad ortodoxa es que el ser humano es creado
con una parte material (cuerpo), y una inmaterial (espíritu). Esta dualidad no
se debe entender con el dualismo platónico griego donde se ve la parte material
como algo malo y la inmaterial como bueno y puro. La doctrina cristiana habla
sobre que tanto el cuerpo como el alma o espíritu del hombre es creado por Dios,
por tanto, ambos fueron creados buenos.
El alma del creyente no es eterna, aunque sí
inmortal, es decir, el alma es creación de Dios, por tanto, existe y subsiste
por el creador, pero al morir el hombre, aunque su cuerpo se descompone, el
alma no; el alma del creyente al morir entra a un estado de gozo delante de
Dios, y el alma del no creyente entra a un tormento en el infierno.
En la resurrección, cuando Cristo regrese, el hombre
como una unidad total resucitará, cuerpo y alma, para un juicio y destino
final, el creyente disfrutando eternamente de Dios, tanto en cuerpo y alma
glorificado, y el no creyente en un tormento eterno, tanto en cuerpo como en
alma
La Caída
La Caída se le denomina a los eventos narrados en
Génesis 3, donde nuestros primeros antepasados, Adán y Eva, cayeron en
desgracia y perdieron las facultades y bendiciones que tenía, conllevando
maldición tanto en ellos, como en toda la creación sobre la cual fueron puestos
para dominar.
En la Caída la imagen de Dios en el hombre no se
destruyó, pero sí se obscureció o corrompió; ahora el hombre no puede reflejar
plenamente el carácter de Dios ni ejercer una autoridad en el mismo sentido, y
con la misma justicia, que Dios.
La Caída conllevó a una rebelión contra Dios y en el
deseo de querer esconderse y apartarse de la Deidad. Adán era el representante
de la humanidad, por eso cuando él pecó, nos representó a todos en dicho
pecado, y su nueva naturaleza nos es transmitida por descendencia.
El hombre fue creado bueno, con la capacidad de pecar o no pecar, pero al caer en pecado, su voluntad y moral quedaron esclavizados por la tendencia a pecar, pudiendo solamente pecar. Esa es la realidad de todo hombre. El creyente en Cristo, una vez se ha vuelto al Señor en arrepentimiento y fe, vuelve a estar en la posición de estar capacitado para pecar o no pecar, y aguarda la glorificación de su cuerpo donde solamente podrá no pecar.
CRISTOLOGÍA
La cristología es el estudio de la doctrina de
Cristo. Miraremos su deidad y su humanidad, su subordinación, su obra y sus
oficios.
Deidad y Humanidad.
El concilio de Éfeso, y más tarde el de Calcedonia,
fueron los que confirmaron la doctrina que nosotros resumimos como “unión
hipostática”, es decir, que Jesucristo es plena y completamente Dios y también
plena y completamente hombre. La doctrina de Cristo es una de las más
controversiales, pues desde finales del siglo segundo ya negaban algún aspecto
de la cristología, desde quienes decían que solo tenía una apariencia humana,
hasta los que negaban plenamente o su humanidad o su deidad.
Sin embargo, la Escritura nos enseña que Jesús era
Dios (Jn. 1:1-3), y nos muestra la ostentación de títulos divinos como “Señor”
(Fil. 2:9-11), Hijo del Hombre (Mr. 2:28), Señor de la gloria (Stg. 2:1). Señor
mío y Dios mío (Jn. 20:28 Comp. Ap. 22:8,9). Además, tenía autoridad para
perdonar pecador (Mr. 2:1-12) y Pablo nos dice que en Jesús habita la plenitud
de la deidad (Col. 1:19).
La herejía del docetismo era la que negaba la
humanidad de Cristo indicando que solo tenía apariencia humana, y la herejía
monofisita mezclaba sus dos naturalezas, la divina y la humana creando una
tercera naturaleza que denominaron “Teo-antropomórfica”. Sin embargo, así como
la Escritura nos habla de la plena deidad de Cristo, también nos habla de su
plena humanidad. Juan 1:14 habla de que el verbo divino se hizo carne y habitó
entre nosotros, Gál. 4:4 indica que nació de una mujer, Fil. 2:5-11 nos habla
de que se hizo hombre y murió, Heb. 2:14 habla de que participó de carne y
sangre, y 4:15 que era semejante a nosotros y fue tentado. Además de esto
también hay múltiples textos del evangelio donde se ve a Jesús cansado o con
hambre, cualidades netamente humanas.
Al igual que la doctrina de la trinidad, la de la
unión hipostática es un misterio que la iglesia no debe tratar de explicar en
detalle, sino solamente formular, declarar y enseñar.
Unigénito
La controversia sobre la doctrina de Cristo también
se da por el titulo que se le denomina “el unigénito del Padre” (Jn.
1:14) y “el primogénito de toda creación” (Col. 1:15). Arrio usó estas
expresiones para indicar que Jesucristo es la primera criatura creada, exaltada
por encima de los hombres y los ángeles, pero al final una criatura que era
totalmente distinta a Dios. La cuestión es que la Biblia registra la palabra monogenasis
para indicar que se trata de un ser único en su clase, entonces unigénito y
primogénito no hace referencia a ser el primero creado, sino a prioridad,
indicando que Él está por encima y superior de los demás, Él es la cabeza de la
iglesia.
Subordinación
Expresiones de Jesús registradas en Jn. 4:34, el
hablar de Pablo de Cristo como obedeciendo en Fil. 2:5-8, o del hijo
“aprendiendo obediencia” en Heb. 5:8-10, pareciesen dar apoyo al arrianismo de
que Jesús es inferior a Dios, por tanto, no es Dios. Este es el tema de la
subordinación de Cristo, pues en la Escritura encontramos que Él no vino a
hacer su propia voluntad sino la del padre. Sin embargo, la subordinación de
Cristo debe ser entendido en su obra, en el aspecto de la economía de la
trinidad, los roles que hay dentro de la “sociedad trinitaria”. El Hijo es
engendrado eternamente del Padre, pero nunca debe entenderse que el Hijo es
inferior, o que su voluntad sea diferente a la del Padre, lo que el texto sagrado
indica es que Jesús se somete al Padre en el plan de redención y ejecuta su
voluntad según su voluntad decretada.
Oficios
La obra de Cristo se puede resumir en tres oficios:
profeta, sacerdote y rey. Cómo Rey el Señor vino a juzgar al imperio de la
muerte, imperio al cual derrotó en la cruz y que en su regreso dará la
“estocada final”. Como profeta es aquel Moisés (Deut. 18:18), que nos habla y
enseña la voluntad de Dios, y como sacerdote fue nuestra expiación y
propiciación, pues él murió tomando el lugar nuestro en dicho castigo de la
cruz, y sus justicias perfectas nos fueron imputadas nuestro beneficio,
santidad y gocé
PNEUMATOLOGÍA
La pneumatología es el estudio de la doctrina que
concierne con el Espíritu Santo. Abordaremos en este espacio lo relacionado a
su deidad, su personalidad y su obra.
La Deidad del Espíritu
El Espíritu Santo es la tercera persona de la
trinidad, y al igual que el Padre, no ha estado envuelto en mucha controversia,
más que la negación de su personalidad.
La Escritura nos presenta al Espíritu Santo
poseyendo los atributos y acciones divinas; Gén. 1:1,2 nos habla que Él
participó en la creación, y todo el Antiguo Testamento, cuando indica que “el
Espíritu dijo”, siempre es tomado como el hablar de Dios. En Hechos 5 se nos
presenta el episodio de Ananías y Safira donde mienten a los apóstoles, y Pedro
primero atribuye su mentir al Espíritu Santo y luego a Dios, equiparando al
Espíritu con la Deidad. 1 Cor. 2:10,11 nos habla de su omnisciencia pues
escudriña hasta lo profundo de Dios. Su omnipresencia es atestiguada en el
Salmo 139: 7,8, y en 2 Cor. 13:14, Pablo, igual que en Mateo 28:19, equipara a
las tres personas de la trinidad como iguales, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.
Personalidad.
A pesar de todo lo anterior, hay quienes se empeñan
a decir, por negar la trinidad, que el Espíritu es solo la fuerza motora de
Dios, su energía de acción, y no una persona como tal.
Lo primero que la Escritura tiene que decir al
respecto es que al Espíritu Santo le son adjudicados pronombres personales, y
aunque esto debería ser suficiente para terminar la controversia, 2 Cor. 13:14
nos habla de que es posible tener comunión con el Espíritu, lo cual es
imposible si no se trata de una persona. La Escritura también nos indica y manda a no resistir al Espíritu ni
contristarle (entristecer), lo cuales son aspectos claros de personalidad, y
finalmente, la Escritura muestra acciones del Espíritu claros de una
personalidad, pues el consuela, guía, redarguye y reparte dones según su
voluntad.
Así podemos ver que el Espíritu tiene una
personalidad, es la tercera persona de la trinidad, en igualdad de honor y
gloria que el Padre y el Hijo y debe ser adorado por la iglesia cristiana.
Decir que es una energía motora es una ofensa a la Deidad y una distorsión a la
doctrina cristiana
Obras
Hemos declarado que el Espíritu no es una energía
motora, que es una persona, y es Dios. Así, como Dios, el Espíritu Santo tiene
acciones en el sustento de la creación, pero principalmente en la santificación
del creyente para que este glorifique a Cristo. El Espíritu es el otro
consolador, el vicario de Cristo, y encargado de aplicar los beneficios
adquiridos por la obra de Cristo a los suyos, los elegidos. Él, además, también
nos da un testimonio interno de que somos hijos de Dios (Rom. 8:16), es el
encargado de iluminar su Palabra a nosotros cuando la estudiamos con
diligencia, y nos santifica.
Existe un último aspecto que hace el Espíritu Santo
en el creyente, y es el relacionado con su bautismo. El carimatismo y el
pentecostalismo ha entendido el bautismo en el Espíritu Santo como una obra
distinta y complementaria a la salvación donde el creyente recibe capacitación,
especial y extra, para poder servir en el Reino. Pero la Escritura no habla de
esta manera, sino que presenta este bautismo simultáneamente con la salvación,
es decir, todo creyente cuando es salvado es bautizado por el Espíritu.
Los carismáticos y pentecostales aducen, generalmente, a ciertos episodios del libro de los Hechos donde cierto grupo de personas son llenas del Espíritu y hablaron el lenguas, pero estos pasajes deben entenderse en un periodo de transición de la iglesia, de ser una comunidad netamente judía a reconocer que está compuesta por todo tipo de lengua, tribu o nación; así que Dios permitió estos eventos sobrenaturales y especiales para mostrar a la comunidad judía que además de ellos, los samaritanos, los temerosos de Dios y los gentiles también eran parte del pueblo de Dios.
SOTERIOLOGÍA
La soteriología es el estudio de lo relacionado con
la aplicación de la salvación en el Creyente. En la historia de la iglesia se
ha visto al respecto la controversia pelagiana, el semipelagianismo y el
agustinismo. El primer caso se puede decir que hoy en día es casi inexistente,
el segundo caso, por el contrario, es lo más popular y el tercer punto es
sostenido únicamente por las iglesias de corte reformado.
Pelagianismo
Pelagio fue un monje del siglo IV que fue declarado
hereje por sus enseñanzas en siglos posteriores, pero que en su momento fue un
opositor de otro monje, Agustín de Hipona. Pelagio enseñaba que el pecado
original no había sido transmitido al ser humano en ninguna manera, más como un
ejemplo de cómo no se debe actuar para agradar a la Deidad. Él decía que cada
hombre tiene la capacidad de hacer la voluntad de Dios o rechazarla, por ende,
la salvación es por medio de las obras al obedecer la ley de Dios.
Como he notado, el pelagianismo es una posición
básicamente inexistente en la actualidad por cuanto la Biblia es muy clara al
indicar que la salvación no es por obras y que el pecado original sí es
transmitido al hombre, de ahí su necesidad de ser rescatado primeramente por
Dios.
Semipelagianismo
Al contrario del pelagianismo, una forma más
moderada, el semipelagianismo, es la forma soteriológica más popular en la
actualidad. Es sostenida en distintas formas por la iglesia de Roma y muchas
iglesias de corte protestante, pero de una soteriología enseñada por Jacobo
Arminio y sus seguidores, los remostrantes.
El semipelagianismo hace una mezcla entre la gracia
primaria de Dios el actuar del hombre, la formula fe+obras resume bastante bien
dicho concepto. Varía según la forma como se adopte; la iglesia de Roma, por
ejemplo, enseña que todo hombre nace bajo pecado mortal y sin vida espiritual,
pero el bautismo regenera la vida y borra las consecuencias del pecado original
otorgando salvación, pero esta gracia se puede perder, así que es
responsabilidad del cristiano hacer uso de los demás sacramentos donde le es
impartida nueva vida, además de hacer buenas obras, las cuales, por lo
sacramentos, ya son meritorias delante de Dios.
Los arminianos enseñan igualmente que todo hombre
nace bajo el pecado y con muerte espiritual, pero hablan de la gracia común de
Dios, enseñando que esta es una gracia que, aunque el hombre nazca en pecado,
le capacita moralmente, restringiendo el pecado original, para que este pueda
ejercer fe en Cristo y ser salvo, así mismo, es su responsabilidad cuidar la
gracia salvífica, por ende, en últimas la salvación tiene un componente de
esfuerzo humano también.
Por último, la posición reformada enseña que todo
hombre, sin excepción, nace en una condición caída y muerta espiritualmente, la
gracia común es solo la benevolencia y bondad de Dios sobre justos e injustos y
no contribuye en nada en el aspecto salvífico del hombre. La gracia salvífica
es entendida como el accionar incondicional de Dios para regenerar el corazón
del pecador para que este, una vez con nueva vida y regenerado, pueda desear a
Dios, buscarle y seguirle. En la posición reformada el hombre no puede tener la
iniciativa de su salvación porque no desea a Dios ni quiere ser salvado, así
mismo, se niega que la salvación se pueda perder, pues el Señor, quien es el
dador de la vida, sostendrá a los suyos para que ninguno perezca (Jn. 10:26-29)
ECLESIOLOGIA
La eclesiología debe entenderse como el estudio de
la doctrina relacionado con la Iglesia. La Iglesia es la asamblea de los
santos, la comunidad de Creyentes. En este aspecto miraremos tres puntos, la
composición de la Iglesia, los sacramentos, y el gobierno de la Iglesia.
Composición de la Iglesia
La Iglesia siempre ha sido entendida como la
comunidad de creyentes, la asamblea de los discípulos de Cristo, pero con el
pasar de los años, en los primeros siglos, por distintas circunstancia que el
espacio del ensayo no me permite ahondar, la Iglesia fue tomando un camino
donde se fue dividiendo entre lo secular y lo espiritual, lo terrenal y lo
celestial, haciendo de la labor que era directamente relacionada con el
servicio, fuera tomado como más santo que cualquier otra labor, esto finalmente conllevo al
pensamiento de que Iglesia es el cuerpo jerárquico de ministros eclesiásticos,
teniendo por cabeza al obispo de Roma. Tal es el entendimiento de la iglesia
romana.
En el siglo XVI, durante la Reforma Protestante, se
recuperó el concepto de que la iglesia de Cristo estaba conformada por todos
los creyentes, y que no había tales divisiones jerárquicas donde se colocan a
los no ministros eclesiásticos como laicos que no hacen parte directa de la
iglesia. Sin embargo, aún durante la Reforma hubo controversia sobre cómo era
compuesta esta comunidad de creyentes, y finalmente se desarrollaron dos
sistemas de pensamientos principales: el presbiteriano y el bautista.
En el sistema presbiteriano se tiene un concepto,
basado en su entendimiento de la teología del pacto, donde ven la sustancia del
pacto de gracia desde Gén. 3:15, donde consideran que el bautismo del Nuevo
Testamento es la “nueva circuncisión”, por ende, la Iglesia de Cristo está
compuesto por los creyentes y los hijos de estos. Los bautistas, por su lado
tienen una teología del pacto donde ven que la sustancia del pacto de gracia
solo es establecida en el Nuevo Testamento, y en el Antiguo solo se ve como una
promesa, por tanto, para ellos el bautismo no es igual a la circuncisión del
Antiguo Testamento y debe ser administrado solo a personas que, de una manera
consciente, manifiestan arrepentimiento y fe en Jesucristo, ergo, la iglesia
está compuesta solo por aquellos que profesan una fe pública en Cristo.
Sacramentos
La creencia general de los sacramentos, tanto en la
iglesia de Roma, como en la protestante, ya sea presbiteriana o bautista, es
que estos son rituales sagrados que la iglesia debe guardar y que imparten un
beneficio al creyente. La Iglesia de Roma enseña que a través de ellos al
creyente le es infundida una gracia salvífica necesaria para recuperar la
gracia que se pierde por la acción pecaminosa. Algunos presbiterianos tiene un
concepto del bautismo donde se ve que en él se imparte una semilla de fe al
hijo del creyente bautizado, pero son vistos como medios de gracia,
“herramientas” o “vehículos” por medios de los cuales el Espíritu Santifica al
creyente. Esta última perspectiva, menos la del bautismo en esa forma, es
sostenida por los bautistas reformados.
Existe una diferencia y controversia por este
aspecto. Entre los protestantes y los católicos romanos está que estos últimos tienen instituidos siete
sacramentos, los cuales deben ser observados y sostenidos si el creyente quiere
entrar al cielo; los protestantes, por el contrario, sostienen que son solo los
instituidos por Cristo, Bautismo y Cena, y aunque son muy importantes para la
santificación y deben ser observados con regularidad por el creyente, no son
para salvación.
Entre los creyentes protestantes también está el
concepto de que los sacramentos son solamente conmemoraciones de actos pasados,
recordatorios sin ningún efecto en el creyente más allá que el rememorar algo.
Esta posición es generalmente sostenida por iglesia de corte arminiano.
Gobierno.
En el aspecto del gobierno de la Iglesia, esta fue
pasando de una donde la cabeza era un cuerpo de oficiales, a una estructura más
jerarquizada como la episcopal, sostenida por las iglesias anglicanas y
católicas romanas. Las iglesias presbiterianas abogan por asambleas
representativas y abogan a que solo de esta manera se puede ver y mostrar el
aspecto ecuménico del cuerpo de Cristo.
Existen otras formas, como la congregacional, donde
el gobierno es ejercido por el cuerpo de creyentes, y el independiente, donde
existen una o unas cabezas oficiales. En el primer punto de este aspecto se
mueven la gran mayoría de iglesias carismáticas, y los bautistas reformados,
abogan por un gobierno independiente entre iglesias con un cuerpo gobernante
local compuesto por oficiales que surgen y son reconocidos por la propia
comunidad local.
La Escritura no es muy dogmática en la forma de
gobierno, de hecho, ninguno de sus escritos está dirigido directamente sobre el
cómo se debe gobernar una iglesia. Pablo nombraba ancianos en cada comunidad
que se formaba y desde el libro de los hechos, en la comunidad naciente judía,
vemos el nombramiento de diáconos. Teniendo en cuenta esto y las ordenes de
Pablo a Timoteo de nombrar ancianos, considero que la posición bautista
reformada es la más consistente con el testimonio Escritura: las iglesias están
unidas y guardan comunión unas a otras al sostener una misma fe, la unidad de
la iglesias es doctrinal; al mismo tiempo, cada iglesia es gobernada de forma
independiente, unas de otras, por medio de un cuerpo de oficiales, compuesto
por pastores y diáconos que surgen de entre los miembros de la misma comunidad
local y que son reconocidos como tales por estos mismos.
Un último aspecto de la eclesiología tiene que ver
con las marcas de una iglesia. La Iglesia de Roma ha sostenido que la iglesia
verdadera es aquella que se somete a las directrices del sumo pontífice Romano,
por otro lado, los protestantes y la Sagrada Escritura muestran que las marcas
de la Iglesia verdadera son tres: La proclamación completa del Evangelio y de
todo el consejo de Dios expuesto en su Palabra, la observancia regulara de los
sacramentos u ordenanzas (bautismo y Santa Cena) y la disciplina eclesiástica,
Esto último es algo que la iglesia cristiana actual más a olvidado, sin embargo, tal es muy necesaria para salvaguardar el honor de Cristo, para salud y arrepentimiento del pecador, y para la santidad de la Iglesia.
ESCATOLOGIA
La escatología es el estudio de lo relacionado con
la doctrina de los últimos tiempos. Esta se divide en General y particular; la
primera trata de todo aspecto relacionado con la redención universal y general,
la última con el aspecto de la redención individual del creyente.
En el aspecto general abordaremos brevemente el tema
de la segunda venida de Cristo, la nueva creación y el milenio. En el aspecto
particular abordaremos sobre el destino final del hombre y su estado después de
la muerte.
La Parousia
La Parousia, o segunda venida de Cristo, es el
aspecto relacionado con el regreso del Señor. La Biblia nos habla de que el
Señor regresará así mismo como se fue, es decir, en forma corporal. El
preterimos total enseña que el Señor ya vino en juicio durante el 70 d.C. y el
preterismo parcial aunque ve este tema como el retorno en las nubes de Mateo 24,
ciertamente espera el regreso final del Señor, de forma corporal y visible
donde consumará su reino.
El milenio
Relacionándose con el aspecto del retorno del Señor,
está el tema que se narra en apocalipsis 20:1-10, el tema del milenio.
Básicamente hay tres posturas, premilenialismo, postmilenialismo, y
amilenialismo. El dispensacionalismo no es tenido en cuenta porque es una forma
de premilenialismo y es más un sistema de interpretación más que una postura
milenaria.
En el premilenialismo se establece que Cristo
retornará para establecer un gobierno literal de mil años, donde Él reinará con
sus santos, y al final, después de un breve accionar de Satanás, este será
finalmente destruido y se entrará al estado eterno. Algunos premileniales, pero
sobre todo los dispensacionalistas, hablan de que este milenio es netamente judío,
un periodo en que se le cumplirán las promesas faltantes a la nación física de
Israel.
El postmilenialismo considera el milenio como
literal y no literal. No literal en el aspecto de que no necesariamente el
milenio dura mil años, pero sí literal en el aspecto de que la Iglesia avanzará
en su influencia en el mundo, hasta lograr una edad de oro con un mundo totalmente
cristianizado y que se regirá por la ley de Dios (aspectos teonómicos), periodo
después del cual el Señor retornará para entrar al estado eterno.
Finalmente, el amilenialismo, no niega el milenio,
pero no lo ve literal, entendiendo literal como un aspecto futuro a cumplir. El
amilenialismo ve el milenio como el gobierno de Dios actual a través de la
Iglesia, y va desde que el Señor ascendió hasta su futuro retorno para consumar
su reino y entrar en el estado eterno.
Nuevos Cielos y Nueva Tierra.
Este es el aspecto del estado eterno. ¿Cómo será
esto? Algunos, sobre todo en la edad media, entendían el estado eterno como uno
donde el creyente vive es en el cielo, viendo la inmensidad de Dios
completamente (Visión beatifica). Otros sostienen el concepto de la nueva
creación, pues basándose en el texto de 2 Pe. 2:10, hablan de que esta creación
va a ser destruida y Dios creará unos nuevos, estos entienden el aspecto de
“Cielos nuevos y nueva tierra” de una forma literal.
Sin embargo, la escritura habla en Romanos 8 de que
la creación, la actual, espera la manifestación de la glorificación de los
hijos de Dios, pues de esta manera la creación dejará de estar sujetada a una
maldición. Este es el entendimiento que sostienen los que abogan no por la
destrucción de la tierra actual sino por su renovación. Tanto postmilenialistas
como amilenialistas y algunos premilenialistas sostienen dicha postura, en el
caso del amilenialismo entiende la visión beatifica dentro del concepto de la
renovación de la creación, un cielo y una tierra donde no habitará más el
pecado y donde los efectos de la caída en la creación serán borrados.
El Estado del Hombre después
de la muerte
Ahora pasamos a los aspectos particulares de la
escatología. El primero de ellos es sobre el destino del hombre cuando muere.
Esta trata sobre qué sucede con el alma de las personas cuando mueren antes del
retorno del Señor. La Iglesia de roma sostiene el concepto del purgatorio, concepto
que se fue desarrollando desde la época de la patrística, y en la cual se habla
básicamente como un lugar de fuego donde el alma de la persona va a expiar lo
faltante para poder entrar totalmente puro al reino de los cielos.
El concepto del purgatorio es uno no bíblico, no
tiene una base escritural fuerte y por el contrario es una doctrina cruel y
desesperanzadora. En el lado del protestantismo se guardan dos posturas. La
primera es sobre el sueño del alma, postura que indica que el hombre al morir, su
alma entra en un estado de inconciencia hasta que el Señor las despierte en la
resurrección, entonces los creyentes entraran al gozo eterno y los no creyentes
al castigo eterno. Pero la Escritura, en apocalipsis, nos muestra visiones que
Juan tuvo donde vio las almas del creyente con total conciencia (Ap. 6:10).
Finalmente, la posición que se ve más
consistente con el testimonio Escritural es aquel que indica que el creyente al
morir su alma entrara a un estado de acuerdo a su posición delante de Dios: los
creyentes estarán delante del trono de Dios, alabándolo y disfrutando de su
presencia, los no creyentes entraran a un estado de castigo y sufrimiento, y
una vez el Señor regrese, resucitarán todos para entrar en el estado eterno,
los santos gozando eternamente del Señor y nos impíos en una condenación
eterna.
El Estado Final del Hombre
La Biblia nos habla de que, en el retorno del Señor,
todos resucitaremos y entraremos a juicio. La enseñanza tradicional y popular
ha sido que, al resucitar, en el juicio, los creyentes pasaran a vida eterna,
serán glorificados y librados para siempre del pecado, y gozaran plenamente de
poder disfrutar de la presencia de Dios. Por otro lado, los impíos resucitarán
en un estado vergonzoso y permanecerán así eternamente, siendo castigados por
toda la eternidad en el Infierno.
La doctrina del infierno es una que no gusta a
muchas personas, pues, dicen, es imposible conciliar un Dios de amor que
castiga eternamente. Bajo este adalid se forman dos grupos: los universalistas,
quienes enseñan que al final toda la humanidad será salva y el infierno
destruido, y los aniquilacionistas, quienes niegan la existencia del infierno y
hablan de que el impío simplemente será destruido y si existencia
descontinuada.
La Biblia es muy clara al hablar de que no todos
serán salvos y que muchos serán rechazados de la gloria venidera con el Señor,
por ende, el universalismo carece de fundamento escritural, por otro lado,
aunque la palabra infierno no existe en la Escritura, el Señor Jesús hablo, en
contexto de juicio, del Gehenna, un lugar de fuego que nunca se apaga, además
sus palabras sobre el juicio siempre fue entendiendo como algo que será
verdadero ye eterno, por ende, el concepto del aniquilacionismo tampoco es bíblico.
Aunque Dios es un Dios de amor, también es un Dios justo, y Él no puede tener por inocente al culpable. El que el castigo sea eterno no debe parecernos nunca como un castigo desproporcionado, pues el castigo siempre es en proporción al delito, y el delito del no creyente es contra un Dios eterno e infinito, además en el infierno el no creyente seguirá blasfemando de Dios, por tanto, nunca dejará de pecar.
BIBLIOGRAFIA
·
Todas
las referencias bíblicas son sustraídas de la versión Reina-Valera de 1960
·
Ham,
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Respuestas en Génesis. Recuperado de http:// https://answersingenesis.org/es/dios/cual-es-el-verdadero-significado-de-inspiracion/
Sproul. R. (1996). Las Grandes Doctrinas de la Biblia. Editorial: Unilit
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