El movimiento de La Reforma Protestante sacudió el mundo entero. El desarrollo teológico se sucedió y se llegó a una “Edad de Oro” para la teología, empero, pronto el panorama oscureció. Con el desarrollo teológico se dio el dogmatismo, el cual, con la unión de la Iglesia y el Estado, se encendían persecuciones feroces de parte de católicos y protestantes, todos dirigidos por unos señores que en la mayoría de los casos buscaban su bien personal. Esto, junto a muchos otros abusos dieron como resultado el periodo de la Ilustración, donde el Estado se comenzó a separar de la Iglesia y el mundo comenzó un proceso de secularización en el cual se intentó dejar a la Iglesia aparte.
Esto no funcionó, y muchas personas intentaron
conciliar los retos intelectuales del siglo XVIII con la iglesia, y debido a
los errores del pasado, nacieron varias propuestas que a la postre, de manos de
Frederich Schleiermacher desencantaron en la denominada Teología Liberal. Así,
pues, el siglo XIX puede verse, al menos en materia de desarrollo teológico,
como uno dominado por el sentimentalismo propio de esta teología.
La propuesta del liberalismo teológico, con todo su
optimismo humanista, pronto se encontró con la realidad de la naturaleza humana
en las subsecuentes guerras del siglo XX: la primera y la segunda guerra
mundial, la guerra fría, y la de Vietnam. Todo esto, seguido por el avance del
evangelicalismo, el movimiento misionero y el despertar del pentecostalismo,
hizo que la teología liberal se “archivara” para siempre, o al menos eso se
pensó.
La realidad es que sí bien los teólogos liberales ya
no cuentan con el prestigio de hace dos siglos, la teología liberal aún está
presente en distintos grados en distintas iglesias. En unas se manifiesta de
forma abierta, donde incluso se ve el homosexualismo como algo no pecaminoso;
en otras, de una forma más sutil, se encuentra escondidas detrás de
pensamientos y enseñanzas populares que las iglesias tienen por ciertas y
bíblicas, y es así como, pensando que dichas creencias las ha sostenido el
cristianismo siempre, muchas iglesias evangélicas guardan convicciones
contrarias a las Escrituras y afines a la teología liberal.
En este articulo intentaré mostrar la forma en que
las convicciones teológicas liberales están presentes en la forma de pensar, en
las convicciones y en las enseñanzas de el grueso de las iglesias evangélicas;
para ellos me basaré en el clásico del siglo XX, “Cristianismo y Liberalismo”
de J. Gresham Machen. Este texto, por su importancia y profundidad, será el
mayormente utilizado, de hecho, seguiré su mismo contenido para mi exposición;
sin embargo, también acudiré a otras fuentes para complementar lo expuesto.
¿QUÉ
ES LA TEOLOGÍA LIBERAL?
La Ilustración marcó un reto para la teología. El pensamiento racional comenzó un proceso de secularización en el mundo, lo que a la postré dictaminó la separación entre la Iglesia y el Estado. Debido a esto, los fundamentos de la fe comenzaron a ponerse en duda, y una respuesta a todo esto es lo que denominamos Teología Liberal.
Esta
teología es un movimiento surgido en el siglo XIX debido a la influencia
causada por la Ilustración y el Historicismo (Teología Liberal, s.f.); por estos movimientos, la Iglesia comienza a perder influencia por el subsiguiente secularismo de las naciones, por tanto, la teología liberal intenta “recuperar
el terreno perdido”. Esta tenía por meta “colocar a la teología dentro de
los cánones del humanismo moderno, de la ciencia, y de la crítica histórica”
(Teología Liberal, s.f.). De esta manera rechazaron todos los dogmas
fundamentales de la religión, de las tradiciones y de contenidos fideístas. En
el fondo, lo que se trataba de hacer era del cristianismo algo moderno.
Las
consignas de la Teología Liberal son insertar la iglesia en la cultura, y
secularizar su contenido.; dado esto, la Teología Liberal parte desde un punto
antropocéntrico. Dice el teólogo William Graham:
“La
Teología Liberal es cualquier sistema teológico, cualquier corriente teológica
que tiene un punto de partida centrado en el hombre. Tres ejemplos clásicos
sería Emmanuel Kant, quien comienza con la conciencia moral del hombre;
Friedrich Schleiermacher, quien parte del sentimiento humano, su experiencia
religiosa; o George Hegel, quien inicia a partir del intelecto o conocimiento
humano” (Canal Will Graham, 2020).
El
segundo de los anteriores, Friedrich Schleiermacher, es quien es tomado por el
padre de la teología liberal. Tratando de responder al sistema Kantiano,
Schleiermacher intentó relacionar el romanticismo con la teología, de ahí que
su sistema partía del sentimiento de “dependencia de Dios”. Es por esto por lo
que la teología liberal se trata de un sistema mayormente emocional y
subjetivo, por lo tanto, que se opone a cualquier estructura dogmática y
tradicional.
Aunque
la Teología Liberal tuvo un gran auge durante el siglo XIX, llegando a dominar
la esfera teológica de ese siglo, con el llegar del siglo XX, y las dos guerras
mundiales, está fue perdiendo vigor, hasta que finalmente, la neo-ortodoxia y
el resurgir de movimientos evangélicos, pareciese que se hubiesen encargado de
darle fin.
En
la actualidad no se pueden identificar iglesias cuyas convicciones sean
directamente semejantes a las promulgadas por los teólogos liberales de hace
dos siglos, salvo, tal vez, por el movimiento dado en Europa conocido como “las
iglesias emergentes” y que poco a poco van llegando a América por medio del
carimatismo. Empero, esta realidad no indica que la Teología Liberal
desapareció del plano, pues aunque directamente no vemos sus enseñanzas en las
iglesias evangélicas actuales, estás sí tienen doctrinas y enseñanzas con una
fuerte influencia del liberalismo teológico.
DOCTRINA
¿Cómo el fundamento de la doctrina de la iglesia evangélica moderna está influenciado por el liberalismo teológico? Para responder a esta pregunta primero debemos establecer la concepción que la Teología Liberal sostiene de la doctrina.
Debido
a la meta del liberalismo teológico, de hacer de la iglesia algo compatible con
la cultura y el pensamiento racionalista, además de su énfasis en la experiencia
y el sentimiento, la doctrina cobra poca relevancia para ellos, de hecho, la “teología
liberal critica el uso de credos, confesiones y catecismos, ya que dichos
documentos dan por sentado la importancia de la doctrina” (Will Graham,
2016). El liberalismo teológico aboga por una paternidad universal de Dios, por
tanto, no se puede encasillar en una sola doctrina debido a que el conocimiento
de Dios depende de la experiencia que el particular tenga con él, y nadie puede
dogmatizar las experiencias. J. Gresham Machen, en su clásico “Cristianismo y
Liberalismo”, comenta lo siguiente:
“En
principio, nos encontramos con una objeción. “La enseñanza,” se dice, “no es
importante; la exposición de las enseñanzas de liberalismo y cristianismo, por
tanto, no deberían despertar ningún interés en realidad; los credos son
meramente intercambios de expresión de la experiencia cristiana unitaria, y ya
que sólo expresan experiencia, son todas igualmente válidas. Por lo tanto, las
enseñanzas del liberalismo, pueden ser completamente diferentes a las
enseñanzas del cristianismo histórico, y, sin embargo, ambas, en el fondo,
pueden ser lo mismo.” (Machen, 1922).
Podemos
ver, entonces, que el dogma y la doctrina son desestimados al abogar por un cristianismo
que depende de la experiencia, más que de la Verdad revelada. Pero, ¿Cómo se
relaciona tal cosa con las iglesias actuales?
Hoy
en día, el evangelicalismo está sumido en una profunda crisis intelectual, si
bien el despertar reformado actual ha conllevado a una nueva ola de
intelectualismo en los últimos años, lo cierto es que la tendencia general del
evangelicalismo, años atrás y por mucho tiempos, fue uno que dependía más de
las emociones y las experiencias. Desde el surgimiento del pentecostalismo, a
inicios del siglo XX, el cristianismo tendió a una explosión de evangelización,
incentivados también por el movimiento misionero, donde se procuraba más “ganar
almas” que formar creyentes cimentados en las doctrinas cristianas. Hoy en día
la gran mayoría de iglesias cristianas son unas que procuran un creciente poder
proselitista, pero sus adeptos se caracterizan por el desconocimiento casi
total de las verdades fundamentales del cristianismo, y si alguna procura alfo
de conocimiento, sus énfasis en los cultos procuran basarse mayormente en
“tener un encuentro con Dios”, más que en ser expuestos a las Escrituras.
Frases como “Dios no es religión, sino relación” o “Yo no sigo una religión, yo
sigo a Jesús”, muestran una cierta aversión del cristiano actual hacía los
dogmas, el rito, la tradición, y la doctrina; de hecho, cuando se confrontan a estas
personas con las verdades de la Escritura, y las antiquísimas exposiciones
doctrinales, se crea un sentimiento separatista donde se hace ver a aquel que
se fundamenta en la doctrina, como uno intransigente, falto de amor, y divisor
de la iglesia.
Sin
embargo, esto no quiere decir que las iglesias actuales no tengan un sistema
teológico doctrinal, mucho menos que no tengan ciertos puntos que defiendan, a
veces, con mayor intolerancia que los mismo inquisidores del siglo XVI, pero
aún en esto no difieren al liberalismo teológico, pues estos también, aunque
decían que la doctrina no era importante, tenían ciertas creencias no bíblicas
que defendían totalmente. Gresham Machen comenta:
“Es
así como encuentra expresión la hostilidad moderna a la llamada
"doctrina." ¿Pero realmente se está objetando en contra de la
doctrina, o más bien en contra de una doctrina en particular por el interés de
otra? Sin lugar a duda, en muchas expresiones de liberalismo, la situación
corresponde al segundo caso. Existen doctrinas del liberalismo moderno que se
han declarado con tanta intolerancia y tenacidad como cualquier doctrina
proveniente de credos históricos. Tales, por ejemplo, son las doctrinas
liberales acerca de la paternidad universal de Dios y la hermandad universal
del hombre. Estas doctrinas, tal como lo veremos, son contrarias a la religión
cristiana. Pero las doctrinas son todas iguales, y como tal, requieren defensa
intelectual.” (Machen, 1922).
Así,
pues, podemos verificar que las expresiones y actitudes actuales, donde se
busca un cristianismo que se enfoque más en la “experiencia de vida”, en lo
“práctico”, no son realmente modernas, sino que datan de ideas de la teología
liberal del siglo XIX, en otras palabras, el pragmatismo actual del
evangelicalismo no es sino descendiente del movimiento liberal de hace dos
siglos.
DIOS
Y EL HOMBRE
Las siguientes palabras de Gresham Machen deberían ser suficientes para mostrar cómo el liberalismo teológico tiene mucha influencia en la clase de cristianismo actual. Él comenta sobre el cristianismo del siglo XIX:
“Los
predicadores modernos están tratando de traer hombres a la iglesia sin
requerirles que renuncien a su orgullo; están tratando de ayudar a los hombres
a evitar la convicción de pecado. El predicador sube al púlpito, abre la Biblia
y se dirige a la congregación con algo así como: “Ustedes son muy buenos,” dice
él; “responden a cada llamado que tenga relación con el bienestar de la
comunidad. Ahora tenemos en la Biblia—especialmente en la vida de Jesús—algo
tan bueno que creemos que es suficientemente bueno para gente buena como
ustedes.” Tal es la predicación moderna. Es escuchada cada domingo en miles de
púlpitos. Pero es completamente inútil. Ni siquiera nuestro Señor llamó a los
justos al arrepentimiento, y probablemente nosotros no tendremos más éxito que
Él.” (Machen, 1922)
Estas
palabras pueden aplicarse totalmente a la perfección a las iglesias evangélicas
actuales. Desde los pulpitos de las iglesias modernas es común solo hallar
predicaciones humanistas que procuran ayudar a las personas a encontrar el
propósito que Dios tiene para su vida, o “tener una mejor vida, ahora”; es un
cristianismo que sigue la regla de que el cristianismo busca hacer parar de
sufrir a las personas. Esto es más propio de la teología de la prosperidad,
empero, aún en iglesias que dicen estar en contra de dicha teología, al no
procurar una predicación expositiva, se caen en temas similares como la clásica
comparación entre los problemas del creyente y su derrota, con la derrota de
Goliat a manos de David. El énfasis en el pecado se ha disminuido y hasta
desaparecido, y se hace un hincapié en el amor de una forma antinatural y
desmedida, a punto que la disciplina eclesiástica, marca de una verdadera
iglesia, tiene una ausencia casi total en el evangelicalismo moderno. Todo esto
surge por el querer tener una iglesia inclusiva donde se reciba a todos, ya que
Jesús recibía a todos, según sus palabras, y esto era algo propio también del
liberalismo teológico. El pastor William Graham comenta:
“El único atributo de Dios que los
liberales mencionan desde el púlpito y en sus círculos académicos es el amor de
Dios. No se habla sobre Su santidad, Su justicia y Su ira contra los
impíos. Han creado a otro dios conforme a su imagen y semejanza. Por esta
razón los liberales nunca predican sobre el pecado ni el peligro de la
condenación eterna.” (Will Graham, 2016).
Lo más importante para
el hombre es "amar" a su prójimo. Lo que hay que hacer con amor en
cualquier situación no es lo que la Biblia dice que es bueno, sino lo que los
teólogos liberales dicen que es bueno. Esto niega la doctrina de la depravación
total, que establece que el hombre no es capaz de hacer nada bueno y amoroso
(Jeremías 17:9) hasta que él haya sido redimido por Cristo y se le haya dado
una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17) (Anónimo, s.f.). Gresham Machen tenía
esta tendencia como propia del paganismo, el comenta:
El paganismo es aquella cosmovisión que tiene como meta más alta de la existencia humana el desarrollo harmonioso, saludable y feliz de las facultades humanas existentes. Muy distinto es el ideal cristiano. El paganismo es optimista respecto de la naturaleza humana que no recibe ayuda alguna, mientras que el cristianismo es la religión del corazón quebrantado.” (Machen, 1922).
Así pues, podemos ver el énfasis que la teología liberal hace de la bondad humana, nada alejado del evangelio antropocéntrico actual, pues así como sucedió en el siglo XIX, igualmente sucede ahora que la conciencia de pecado, que era anteriormente el punto de partida de toda predicación;
… hoy se ha esfumado.
Característica de la era moderna, por sobre todo, es la confianza suprema en la
bondad humana; la literatura religiosa de hoy está impregnada de esa confianza.
Busquemos bajo la dura caparazón exterior del hombre, se nos dice, y
descubriremos suficiente sacrificio personal para fundar sobre este la
esperanza de la sociedad; la maldad del mundo, se dice, puede ser superada con
lo bueno del mundo; no se necesita ayuda del mundo exterior. (Machen, 1922)
Pero no solamente en lo
concerniente al hombre tiene similitud la iglesia moderna con el liberalismo de
hace dos siglos, sino que, así como en el siglo XIX se decía que la teología
era un impedimento para conocer verdaderamente a Dios, hoy se dice que más que
estudiar teología, las personas deben buscar tener “una experiencia personal
con Dios”; con esto no se habla de tener comunión íntima con Dios, sino de
tener una experiencia particular y especial, incluso sobrenatural, con la
Deidad, de ahí que se usen frases sacadas de contextos como que “la letra mata
pero el espíritu vivifica” o “el conocimiento envanece”. Ya de antes Machen
comentaba sobre los teólogos liberales: “la teología, o el conocimiento de
Dios, se dice, es la muerte de la religión; no deberíamos esforzarnos en
conocer a Dios, sino simplemente sentir su presencia.” (Machen, 1922)
LA BIBLIA
En este punto pudiese encontrarse donde menos la teología liberal ha influido en el evangelicalismo actual, toda vez que el liberalismo teológico realizó un ataque mordaz y radica que un evangélico moderno no está dispuesto a aceptar en su totalidad, al menos no de una manera directa. Este ataque se basó en negar su infalibilidad, reduciendo los escritos bíblicos a meramente registros humanos de lo que ellos consideraban, según la época, lo que Dios ordenaba; la Biblia no es "inspirada por Dios", dicen ellos, y tiene errores. Debido a esta creencia, el hombre (los teólogos liberales) debe determinar cuáles enseñanzas son correctas y cuáles no. La creencia de que la Biblia es "inspirada" por Dios (en el significado original de esa palabra) es sostenida sólo por incautos. Esto contradice directamente 2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".
Es cierto que se pueden
encontrar aún algunas personas que sostengan directamente esto, pero la
realidad de las iglesias evangélicas actuales es el sostenimiento de la
Escritura como la Palabra de Dios, revelada e inspirada. Sin embargo, el
liberalismo teológico no negaba solo su inspiración o infalibilidad, sino que
al hacer esto, negaba directamente la autoridad de la Biblia, y, según decían
ellos, solo se basaban en la autoridad de las palabras de Jesús, aunque
ciertamente ellos decidían qué palabras eran las de Jesús. Machen comenta:
“A veces se genera la
impresión que el liberal moderno sustituye la autoridad de la Biblia por la
autoridad de Cristo. Él no puede aceptar, según dice, lo que él considere como
enseñanza moral perversa del Antiguo Testamento o de los argumentos sofistas de
Pablo. Pero él se considera a sí mismo como el verdadero cristiano, porque al
rechazar el resto de la Biblia, él sólo depende de Jesús … En realidad, sin
embargo, el liberal moderno no se somete siquiera a la autoridad de Jesús.
Ciertamente no acepta las palabras de Jesús tal y como están registradas en los
Evangelios. Ya que entre las palabras registradas de Jesús se encuentran
justamente esas cosas que son más repugnantes para la iglesia liberal moderna, y
en sus palabras registradas Jesús también apunta hacia la revelación más
completa que sería entregada después a través de sus apóstoles.” (Machen, 1922).
Pero, ¿acaso la iglesia
evangélica niega la autoridad de la Biblia? En una forma directa no, y todas
las iglesias evangélicas responderían tajante y ferozmente a quien diga que sí
lo hacen; empero, debido a su énfasis en las experiencias personales con Dios,
en lo sobrenatural, y en la continuidad de los dones extraordinarios, muchas
iglesias evangélicas caen en buscar experiencias o sucesos para guiar su vida,
más allá de lo que la Escritura expresa. Un ejemplo cercano es la creencia y
sostenimiento del don de profecía en la actualidad, pues las personas caen en
la tendencia de buscar “una palabra Rhema, una palabra profética” que les
indique el actuar, de Dios o de ellos, en lugar de recurrir a la Escritura, a
la historia de la Iglesia y a las confesiones para formar convicciones que le
permitan tomar decisiones sabias en su vida. Este hecho, el de escoger eventos
milagrosos o experiencias sobrenaturales por encima de lo que dice la
Escritura, pone de forma indirecta duda sobre la creencia verdadera del evangelicalismo
actual en la autoridad de las Escrituras; así que, si bien de forma directa no
lo niegan, en su práctica, de una manera indirecta, sí están negando la
autoridad de la Palabra escrita de Dios, y esto debido al hecho de poner las
experiencias personales por encima de la doctrina, característica de la
Teología Liberal, según vimos.
CRISTO
La doctrina de Cristo, o Cristología, es una que, al menos en teoría, toda la cristiandad tiene en común. Salvo las sectas como los Testigos de Jehová, niegan el aspecto divino de Jesús, y su vida y obra. Esto, considero, puede deberse gracias al trabajo de la Neo-Ortodoxia, pues aunque llena de muchos errores, se encargó de elevar la divinidad de Dios, la cual el liberalismo teológico negaba.
El problema con la cristología de la iglesia
evangélica moderna no se centra tanto en la negación de la divinidad de Cristo,
sino en la tendencia de pensar en la predicación de Jesús como una que se
enfocaba solo en el amor y libre de toda condenación, es decir, se tiende a ver
a Jesús como uno que acepta a todo el mundo sin requerir el precio del
arrepentimiento. Esto es propio también de la teología liberal. Machen, con
respecto al argumento de los liberales de la “búsqueda del Jesús histórico”
aduciendo que Jesús nunca se hizo el objeto de la fe ni requirió
arrepentimiento, comenta:
“Por el contrario, Jesús presentaba la ira de Dios
de una manera mucho más terrible de la que Sus discípulos presentaron; fue
Jesús—Jesús, a quien los liberales modernos representan como un suave exponente
de un amor incriminado—fue Jesús el que hablo de la oscuridad y del fuego
eterno, del pecado que no será perdonado en este mundo ni en el venidero.” (Machen,
1922).
Estas
palabras de Machen nos muestran la tendencia del pensamiento liberal del siglo
XIX de ver a la predicación de Jesús como una de solo amor donde se aceptaba a
todos, y aunque actualmente existe un paralelo exacto en la ahora llamada
“teología inclusiva, o querr”, lo cierto es que en muchas iglesias evangélicas
que se tienen por más conservadoras también se tiene una tendencia a ver a
Jesús como uno que acepta cualquier cosa sin requerir el precio del
arrepentimiento. La falta de disciplina bíblica en la mayoría de las iglesias
es una muestra de esto, pues se concibe el pensamiento de que Jesús no juzgó a
nadie, sino que los aceptó con sus defectos.
La iglesia evangélica actual es una muy secularizada
y “mundanalizada”, de hecho, en muchos casos no se puede hacer diferencia entre
el culto publico y un concierto de algún cantante secular, o una charla de un
exitoso negociante. En una ocasión, ante una situación de pecado en una iglesia
en la que estuve, se me dijo que “ahí no expulsan a nadie porque Jesús a todos
ama”, tal decisión lejos de ser piadosa, es una que afrenta la dignidad y
santidad del Señor, quien dijo que quien no lo ama más a él que cualquier otra
cosa no es digno de él.
La tendencia de ver el cristianismo como una
religión inclusiva se ve en varios niveles, desde los un poco más conservadores
pero que desde sus pulpitos no hablan y confrontan el pecado y demandan el
arrepentimiento a través de la exposición de las Escrituras y la disciplina
eclesiástica, hasta los más abiertos que aceptan hasta a los homosexuales sin
requerir el abandono de sus prácticas; y todo esto tiene una sola raíz, y es
precisamente la cristología que la teología liberal sostenía.
LA SALVACIÓN
El evangelicalismo actual está “plagado” de lo que se denomina o conoce como el “evangelio de la prosperidad”, y para hacer un breve resumen, ya que no es un tema que me competa en este trabajo, se trata de un teología donde se ve la enfermedad, las tribulaciones y la pobreza como consecuencias del pecado y que no tiene que ver en nada con el creyente en Cristo, el cual debe permanecer sano, sin problemas y con recursos económicos. El problema con dicha teología es que se pone la mirada más en la tierra que en el cielo ¿y qué con esto? Pues que dicho pensamiento surgió también de la teología liberal. Machen comenta al respecto: “El “programa” de la iglesia liberal moderna es muy diferente. En tal programa, el cielo ocupa una pequeña parte; en realidad, este mundo lo es todo.” (Machen, 1922), y esto es precisamente lo que se encuentra la mayoría de veces en las predicaciones de los pulpitos en el siglo XXI: predicaciones que apuntan al humanismo, motivando a las personas a ser mejores o a tener su mejor vida ahora.
Precisamente el punto anterior, el motivar a las
personas a ser su mejor versión, es propio de la teología liberal, quien no
creen en la existencia del infierno o en la realidad del pecado como algo que
Dios condene. “Jesús es un excelente maestro moral”, es uno de sus eslogan, y
se tenía la tendencia de evitar hablar sobre la propiciación, la condenación, y
el pecado. Machen comenta:
“Los predicadores liberales modernos sí hablan de
vez en cuando de la “propiciación.” Pero lo hacen tan infrecuentemente como
pueden, y se puede ver claramente que sus corazones están en cualquier otro
lado que no sea a los pies de la Cruz … la muerte de Cristo termina siendo un
mero ejemplo de abnegación que debemos emular.” (Machen, 1922).
Esto también se ve reflejado en la tendencia actual
a evitar hablar de condenación desde los pulpitos; muy conocida es la
entrevista al pseudo-pastor, Joel Osteen, donde hablaba abiertamente de que él
no predicaba del infierno o del pecado para no incomodar a los asistentes. O
para no ir tan lejos, mi esposa tuvo conocimiento de algunas personas que
decían que no había que predicar de condenación ni hablar de tales cosas,
porque Dios es amor y lo perdona todo. Sí, el universalismo propio de la
teología liberal, va haciendo su aparición nuevamente en las esferas religiosas
cristianas.
Pero hay una última conexión en la parte de la
salvación entre el liberalismo teológico y el evangelicalismo actual, y esta es
debido a su influyente arminianismo, y se ve en la frase que comúnmente se
escucha en nuestra actualidad: “Dios está más dispuesto a perdonar el pecado
que nosotros a ser perdonados”. La cuestión con dicha frase es que, primero, es
reseñada al pensamiento de la teología liberal, y segundo, pone en el hombre toda
la dependencia de la salvación. Gresham Machen, comenta:
“¡Cuán degradada imagen de Dios se da, reclama el
liberal moderno, cuando a Dios se le muestra como si estuviera “alienado” del
nombre, como si fríamente estuviera esperando hasta que un precio se pague para
dar salvación! En realidad, se nos dice, Dios está más dispuesto a perdonar el
pecado que nosotros a ser perdonados; la reconciliación, entonces, sólo tiene
que ver con el hombre; todo depende de nosotros; Dios nos aceptará en el
instante que nosotros decidamos.” (Machen, 1922).
Toda esta clase de predicación, una que se centra en
el hombre, que no demanda arrepentimiento ni exige santificación, una que solo
trata de superación personal, y que cada vez más tiende a aceptar a todos, es
una predicación muy atrayente; no por nada los portales de internet registran
que el protestantismo va en aumento constante. ¿Cómo no hacerlo si se está
haciendo del cristianismo algo similar a la cultura pagana? El ecumenismo es
algo que también va cobrando mayor relevancia, algo que es una consecuencia
lógica, pues si Dios es solo amor, no hay cabida para la condenación, y si
acepta a todo el mundo ¿Qué tienen de malo las otras religiones? Al respecto
comenta el pastor Graham:
“El ecumenismo está centrado en la unidad
eclesiástica a todo costo. Para formar parte de la corriente, todo lo que hace
falta es confesar algún tipo de “experiencia religiosa” … El momento que
alguien se adhiere al movimiento ecuménico, lo primero que tiene que hacer es
olvidarse de todas sus convicciones bíblicas y prostituirse por amor a una
unidad falsificada, anti-escritural, y no evangélica.” (Will Graham, 2016).
Machen también comenta
acerca de este tipo de predicación:
“¿Funciona? Tiene que
funcionar, ciertamente. ¿Quién no estaría feliz de que el soberano del universo
fuera declarado como el Padre amante de todos los hombres, el cual jamás
infringiría dolor a Sus hijos? ¿Dónde queda el aguijón del remordimiento si todo
el pecado necesariamente será perdonado?” (Machen, 1922).
Lo curioso es que esto,
aunque produce un crecimiento explosivo en el número de asistentes en las
congregaciones, lo cierto es que estas tienen una alta rotación de miembros o
asistentes, pues esta clase de predicación solo atrae, pero no convierte en
fieles a las personas. Con respecto a este punto, después de hablar de lo
atrayente que es esta predicación, Machen comenta:
“Aun así, los hombres
curiosamente son desagradecidos. Después de que el predicador moderno ha hecho
su parte con toda diligencia después que todo lo desagradable acerca de la idea
de Dios ha sido cuidadosamente eliminado, después de que su amor ilimitado ha
sido celebrado con la elocuencia que merece—por alguna razón la congregación
firmemente se rehúsa a estallar en el éxtasis del gozo” (Machen, 1922)
Y es lo que sucede mucho
en las iglesias actuales, las llamadas mega iglesias, quienes presentan una
rotación alta de personas que van, se mantienen un tiempo, para luego retirarse
por el mismo camino por donde vinieron.
Pero antes de pasar al
último punto doctrinal donde hay conexión entre la teología liberal y el
evangelicalismo actual, debo mencionar una consecuencia más que también ya se
denunciaba en el siglo XIX con respecto a la teología liberal, y es como,
debido a la maquinaria humana que el cristianismo se ha forjado, debido a la
atracción humanista de sus predicaciones, se ha convertido en una “fuerza
política” manipulada por gobernantes a sus fines. Machen comenta:
“… el predicador liberal
tiene muy poco que decir en cuanto al otro mundo. Este mundo es el centro de
todos sus pensamientos; la religión en sí, e incluso Dios mismo, son meramente
un medio para el mejoramiento de las condiciones de este mundo.
De esa forma, la
religión se ha convertido en una simple función de la comunidad o del estado.
Así es considerada por los hombres de hoy. Incluso los testarudos hombres de
negocios y políticos se han convencido de que la religión es necesaria. Pero es
concebida como necesaria meramente como el medio para conseguir un objetivo.
Hemos tratado de vivir sin religión—se dice—pero el experimento ha sido un
fracaso; debemos hacer que vuelva y nos ayude.” (Machen, 1922).
Esto es una realidad el
día de hoy, pues la llamada teología de la prosperidad, cogiendo el pensamiento
materialista de la teología liberal, solo busca mejorar las condiciones vitales
del hombre en este mundo, de ahí que los cristianos caigan presa de políticos
que buscan usar su maquinaria para hacerse al poder.
LA IGLESIA
El libro “Cristianismo y Liberalismo” de J. Gresham Machen, termina con la doctrina de la iglesia, y yo también terminaré en este punto. Para la gloria de Dios, a pesar de las tergiversaciones doctrinales que existen en muchas iglesias evangélicas, la concepción de la Iglesia como la comunidad o la asamblea de los creyentes en Jesucristo, se ha mantenido. Empero, sí existen una tendencia creciente en el evangelicalismo, sobre todo en el catolicismo y el carimatismo, hacia un universalismo que era propio de la teología liberal. Sabemos que han existido teólogos muy importantes que han caído en el universalismo también, pero esto ha sucedido por un error en el que dice que el infierno no existe después de algún estudio escritural, sin embargo, el universalismo que nos referimos acá, y que es propio de la teología liberal, es uno que se basa en la creencia de amor universal de Dios. Dice Machen en su libro: “La doctrina moderna liberal dice que todos los hombres en cualquier lugar, sin importar su raza o credo, son hermanos”. (Machen, 1922)
La teología liberal
apuntaba a un ecumenismo, como se indicó anteriormente, debido a su creencia de
“solo amor” de parte de Dios, y en la base de que Dios se trata de sentir y
experimentar, más que en algo doctrinal, por ende, todas las doctrinas tienen cabida.
Ellos dicen que en el liberalismo todos se aceptan, incluso los conservadores,
pero tienen que evitar discusiones sobre temas sin importancias, pero el
problema es que los “temas sin importancia” se trata de las cuestiones
doctrinales, mayormente las fundamentales. Machen comenta:
“Muchos, sin duda,
buscan evitar la separación. ¿Por qué, preguntan, no pueden los hermanos vivir
en unidad? La Iglesia, se nos dice, tiene espacio tanto para liberales como
para conservadores. A los conservadores se les permite quedarse si mantienen
los temas insignificantes fuera de la palestra y se ocupan principalmente de
“lo más importante de la ley.” Y entre las cosas señaladas como
“insignificantes” se encuentra la Cruz de Cristo como la verdadera
reconciliación vicaria por el pecado.” (Mache, 1922).
Los liberales, entonces,
conciben a la iglesias como un todo mundial donde Dios es el padre de todos, y
nuestra misión es solo mejorar como personas en el sentido moral. Esto no
difiere del evangelicalismo actual, donde cada vez se tiende al pensamiento de
que debido al amor de Dios, el juicio no existe, por ende, se respeta y acepta
cualquier otra creencia, y se evita cualquier debate teológico o discusión
controversial, pues, según dice, solo lleva a la división. Un argumento muy
común se ve en las redes sociales, este reza: Jesús te mandó a ganar almas, no
discusiones; esto lleva a minimizar extremadamente la importancia a la
doctrina, lo cual se convierte en el primer paso hacía la clase de
universalismo de la teología liberal.
CONCLUSIÓN
Hemos llegado al final de este breve estudio donde se procuró hacer una comparación entre la Teología Liberal y las creencias del evangelicalismo actual, con el fin de demostrar como muchas de las practicas y creencias actuales tienen sus raíces en un sistema teológico herético que nada tiene que ver con la verdad Escritural.
Al demostrar esto, se espera que el creyente
confronte sus ideas y creencias, las cuales en su mayoría se sostiene por
tradición que por una real convicción creada por un estudio doctrinal serio. El
creyente cristiano es instado a formar convicciones y tener creencias, sí, pero
estas deben surgir del estudio serio de las Escrituras, y aunque la tradición
es tenida en alta estima, solo se acepta como verdad cuando esta está acorde al
testimonio escritural.
Estamos en un mundo donde, para la gloria de Dios,
las doctrinas bíblicas promulgadas en la reforma vienen teniendo un auge y
crecimiento, empero, se enfrentan a un mundo y evangelicalismo relativista,
sensual y posmodernista que se aferra a cuestiones promulgadas en el siglo XIX,
aún sin saberlo, y la tendencia es a un resurgir de una nuevo tipo de
liberalismo teológico. En el siglo pasado la respuesta mayor vino de parte de
la neo-ortodoxia, pero esta también contuvo muchos errores, es ahora el turno
para que teólogos reformados levante sus voces para hacer frente a estos
sistemas liberales que pretender unir las creencias, en base a un falso amor,
por encima de la unidad doctrinal demandada en las Escrituras. Que Dios nos
fortalezca, y que abra los ojos de los verdaderos elegidos que aun permanecen
bajo la sombra de la Teología Liberal.
BIBLIOGRAFIA
Ø A menos que se diga lo contrario, todos los textos bíblicos son usados de la Versión Reina Valera 1960
Ø Machen, G., (1922). “Cristianismo y Liberalismo”. Nashville. USA. Editorial: CLIR
Ø Graham, W., (2016). “10 Características de la teología liberal”. Coalición por el Evangelio. Recuperado de: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/10-caracteristicas-de-los-teologos-liberales/
Ø Anónimo, (2002 - 2019). “¿Qué es la Teología Liberal?”. GotQuestions.org. Recuperado de: https://www.gotquestions.org/Espanol/teologia-cristiana-liberal.html
Ø Graham, W. (Will Graham). (2020, Mayo 1). ¿Qué es la teología liberal? (Tardes Teológicas). Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=nULEZSX-ozY
Ø Teología Liberal (Sin Fecha). En Wikipedia. Recuperado el 3 de julio de 2020 de https://es.wikipedia.org/wiki/Teolog%C3%ADa_liberal
Friedrich Schleiermacher (Sin Fecha). En Wikipedia. Recuperado el 3 de julio de 2020 de https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schleiermacher
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