miércoles, 4 de noviembre de 2020

La Influencia Del Liberalismo En Las Iglesias De Hoy





El movimiento de La Reforma Protestante sacudió el mundo entero. El desarrollo teológico se sucedió y se llegó a una “Edad de Oro” para la teología, empero, pronto el panorama oscureció. Con el desarrollo teológico se dio el dogmatismo, el cual, con la unión de la Iglesia y el Estado, se encendían persecuciones feroces de parte de católicos y protestantes, todos dirigidos por unos señores que en la mayoría de los casos buscaban su bien personal. Esto, junto a muchos otros abusos dieron como resultado el periodo de la Ilustración, donde el Estado se comenzó a separar de la Iglesia y el mundo comenzó un proceso de secularización en el cual se intentó dejar a la Iglesia aparte.

Esto no funcionó, y muchas personas intentaron conciliar los retos intelectuales del siglo XVIII con la iglesia, y debido a los errores del pasado, nacieron varias propuestas que a la postre, de manos de Frederich Schleiermacher desencantaron en la denominada Teología Liberal. Así, pues, el siglo XIX puede verse, al menos en materia de desarrollo teológico, como uno dominado por el sentimentalismo propio de esta teología.

La propuesta del liberalismo teológico, con todo su optimismo humanista, pronto se encontró con la realidad de la naturaleza humana en las subsecuentes guerras del siglo XX: la primera y la segunda guerra mundial, la guerra fría, y la de Vietnam. Todo esto, seguido por el avance del evangelicalismo, el movimiento misionero y el despertar del pentecostalismo, hizo que la teología liberal se “archivara” para siempre, o al menos eso se pensó.

La realidad es que sí bien los teólogos liberales ya no cuentan con el prestigio de hace dos siglos, la teología liberal aún está presente en distintos grados en distintas iglesias. En unas se manifiesta de forma abierta, donde incluso se ve el homosexualismo como algo no pecaminoso; en otras, de una forma más sutil, se encuentra escondidas detrás de pensamientos y enseñanzas populares que las iglesias tienen por ciertas y bíblicas, y es así como, pensando que dichas creencias las ha sostenido el cristianismo siempre, muchas iglesias evangélicas guardan convicciones contrarias a las Escrituras y afines a la teología liberal.

En este articulo intentaré mostrar la forma en que las convicciones teológicas liberales están presentes en la forma de pensar, en las convicciones y en las enseñanzas de el grueso de las iglesias evangélicas; para ellos me basaré en el clásico del siglo XX, “Cristianismo y Liberalismo” de J. Gresham Machen. Este texto, por su importancia y profundidad, será el mayormente utilizado, de hecho, seguiré su mismo contenido para mi exposición; sin embargo, también acudiré a otras fuentes para complementar lo expuesto.

 

 

¿QUÉ ES LA TEOLOGÍA LIBERAL?

La Ilustración marcó un reto para la teología. El pensamiento racional comenzó un proceso de secularización en el mundo, lo que a la postré dictaminó la separación entre la Iglesia y el Estado. Debido a esto, los fundamentos de la fe comenzaron a ponerse en duda, y una respuesta a todo esto es lo que denominamos Teología Liberal.

Esta teología es un movimiento surgido en el siglo XIX debido a la influencia causada por la Ilustración y el Historicismo (Teología Liberal, s.f.); por estos movimientos, la Iglesia comienza a perder influencia por el subsiguiente secularismo de las naciones, por tanto, la teología liberal intenta “recuperar el terreno perdido”. Esta tenía por meta “colocar a la teología dentro de los cánones del humanismo moderno, de la ciencia, y de la crítica histórica” (Teología Liberal, s.f.). De esta manera rechazaron todos los dogmas fundamentales de la religión, de las tradiciones y de contenidos fideístas. En el fondo, lo que se trataba de hacer era del cristianismo algo moderno.

Las consignas de la Teología Liberal son insertar la iglesia en la cultura, y secularizar su contenido.; dado esto, la Teología Liberal parte desde un punto antropocéntrico. Dice el teólogo William Graham:

“La Teología Liberal es cualquier sistema teológico, cualquier corriente teológica que tiene un punto de partida centrado en el hombre. Tres ejemplos clásicos sería Emmanuel Kant, quien comienza con la conciencia moral del hombre; Friedrich Schleiermacher, quien parte del sentimiento humano, su experiencia religiosa; o George Hegel, quien inicia a partir del intelecto o conocimiento humano” (Canal Will Graham, 2020).

El segundo de los anteriores, Friedrich Schleiermacher, es quien es tomado por el padre de la teología liberal. Tratando de responder al sistema Kantiano, Schleiermacher intentó relacionar el romanticismo con la teología, de ahí que su sistema partía del sentimiento de “dependencia de Dios”. Es por esto por lo que la teología liberal se trata de un sistema mayormente emocional y subjetivo, por lo tanto, que se opone a cualquier estructura dogmática y tradicional.

Aunque la Teología Liberal tuvo un gran auge durante el siglo XIX, llegando a dominar la esfera teológica de ese siglo, con el llegar del siglo XX, y las dos guerras mundiales, está fue perdiendo vigor, hasta que finalmente, la neo-ortodoxia y el resurgir de movimientos evangélicos, pareciese que se hubiesen encargado de darle fin.

En la actualidad no se pueden identificar iglesias cuyas convicciones sean directamente semejantes a las promulgadas por los teólogos liberales de hace dos siglos, salvo, tal vez, por el movimiento dado en Europa conocido como “las iglesias emergentes” y que poco a poco van llegando a América por medio del carimatismo. Empero, esta realidad no indica que la Teología Liberal desapareció del plano, pues aunque directamente no vemos sus enseñanzas en las iglesias evangélicas actuales, estás sí tienen doctrinas y enseñanzas con una fuerte influencia del liberalismo teológico.

  

DOCTRINA

¿Cómo el fundamento de la doctrina de la iglesia evangélica moderna está influenciado por el liberalismo teológico? Para responder a esta pregunta primero debemos establecer la concepción que la Teología Liberal sostiene de la doctrina.

Debido a la meta del liberalismo teológico, de hacer de la iglesia algo compatible con la cultura y el pensamiento racionalista, además de su énfasis en la experiencia y el sentimiento, la doctrina cobra poca relevancia para ellos, de hecho, la “teología liberal critica el uso de credos, confesiones y catecismos, ya que dichos documentos dan por sentado la importancia de la doctrina” (Will Graham, 2016). El liberalismo teológico aboga por una paternidad universal de Dios, por tanto, no se puede encasillar en una sola doctrina debido a que el conocimiento de Dios depende de la experiencia que el particular tenga con él, y nadie puede dogmatizar las experiencias. J. Gresham Machen, en su clásico “Cristianismo y Liberalismo”, comenta lo siguiente:

“En principio, nos encontramos con una objeción. “La enseñanza,” se dice, “no es importante; la exposición de las enseñanzas de liberalismo y cristianismo, por tanto, no deberían despertar ningún interés en realidad; los credos son meramente intercambios de expresión de la experiencia cristiana unitaria, y ya que sólo expresan experiencia, son todas igualmente válidas. Por lo tanto, las enseñanzas del liberalismo, pueden ser completamente diferentes a las enseñanzas del cristianismo histórico, y, sin embargo, ambas, en el fondo, pueden ser lo mismo.” (Machen, 1922).

Podemos ver, entonces, que el dogma y la doctrina son desestimados al abogar por un cristianismo que depende de la experiencia, más que de la Verdad revelada. Pero, ¿Cómo se relaciona tal cosa con las iglesias actuales?

Hoy en día, el evangelicalismo está sumido en una profunda crisis intelectual, si bien el despertar reformado actual ha conllevado a una nueva ola de intelectualismo en los últimos años, lo cierto es que la tendencia general del evangelicalismo, años atrás y por mucho tiempos, fue uno que dependía más de las emociones y las experiencias. Desde el surgimiento del pentecostalismo, a inicios del siglo XX, el cristianismo tendió a una explosión de evangelización, incentivados también por el movimiento misionero, donde se procuraba más “ganar almas” que formar creyentes cimentados en las doctrinas cristianas. Hoy en día la gran mayoría de iglesias cristianas son unas que procuran un creciente poder proselitista, pero sus adeptos se caracterizan por el desconocimiento casi total de las verdades fundamentales del cristianismo, y si alguna procura alfo de conocimiento, sus énfasis en los cultos procuran basarse mayormente en “tener un encuentro con Dios”, más que en ser expuestos a las Escrituras. Frases como “Dios no es religión, sino relación” o “Yo no sigo una religión, yo sigo a Jesús”, muestran una cierta aversión del cristiano actual hacía los dogmas, el rito, la tradición, y la doctrina; de hecho, cuando se confrontan a estas personas con las verdades de la Escritura, y las antiquísimas exposiciones doctrinales, se crea un sentimiento separatista donde se hace ver a aquel que se fundamenta en la doctrina, como uno intransigente, falto de amor, y divisor de la iglesia.

Sin embargo, esto no quiere decir que las iglesias actuales no tengan un sistema teológico doctrinal, mucho menos que no tengan ciertos puntos que defiendan, a veces, con mayor intolerancia que los mismo inquisidores del siglo XVI, pero aún en esto no difieren al liberalismo teológico, pues estos también, aunque decían que la doctrina no era importante, tenían ciertas creencias no bíblicas que defendían totalmente. Gresham Machen comenta:

“Es así como encuentra expresión la hostilidad moderna a la llamada "doctrina." ¿Pero realmente se está objetando en contra de la doctrina, o más bien en contra de una doctrina en particular por el interés de otra? Sin lugar a duda, en muchas expresiones de liberalismo, la situación corresponde al segundo caso. Existen doctrinas del liberalismo moderno que se han declarado con tanta intolerancia y tenacidad como cualquier doctrina proveniente de credos históricos. Tales, por ejemplo, son las doctrinas liberales acerca de la paternidad universal de Dios y la hermandad universal del hombre. Estas doctrinas, tal como lo veremos, son contrarias a la religión cristiana. Pero las doctrinas son todas iguales, y como tal, requieren defensa intelectual.” (Machen, 1922).

Así, pues, podemos verificar que las expresiones y actitudes actuales, donde se busca un cristianismo que se enfoque más en la “experiencia de vida”, en lo “práctico”, no son realmente modernas, sino que datan de ideas de la teología liberal del siglo XIX, en otras palabras, el pragmatismo actual del evangelicalismo no es sino descendiente del movimiento liberal de hace dos siglos.

  

DIOS Y EL HOMBRE

Las siguientes palabras de Gresham Machen deberían ser suficientes para mostrar cómo el liberalismo teológico tiene mucha influencia en la clase de cristianismo actual. Él comenta sobre el cristianismo del siglo XIX:

“Los predicadores modernos están tratando de traer hombres a la iglesia sin requerirles que renuncien a su orgullo; están tratando de ayudar a los hombres a evitar la convicción de pecado. El predicador sube al púlpito, abre la Biblia y se dirige a la congregación con algo así como: “Ustedes son muy buenos,” dice él; “responden a cada llamado que tenga relación con el bienestar de la comunidad. Ahora tenemos en la Biblia—especialmente en la vida de Jesús—algo tan bueno que creemos que es suficientemente bueno para gente buena como ustedes.” Tal es la predicación moderna. Es escuchada cada domingo en miles de púlpitos. Pero es completamente inútil. Ni siquiera nuestro Señor llamó a los justos al arrepentimiento, y probablemente nosotros no tendremos más éxito que Él.” (Machen, 1922)

Estas palabras pueden aplicarse totalmente a la perfección a las iglesias evangélicas actuales. Desde los pulpitos de las iglesias modernas es común solo hallar predicaciones humanistas que procuran ayudar a las personas a encontrar el propósito que Dios tiene para su vida, o “tener una mejor vida, ahora”; es un cristianismo que sigue la regla de que el cristianismo busca hacer parar de sufrir a las personas. Esto es más propio de la teología de la prosperidad, empero, aún en iglesias que dicen estar en contra de dicha teología, al no procurar una predicación expositiva, se caen en temas similares como la clásica comparación entre los problemas del creyente y su derrota, con la derrota de Goliat a manos de David. El énfasis en el pecado se ha disminuido y hasta desaparecido, y se hace un hincapié en el amor de una forma antinatural y desmedida, a punto que la disciplina eclesiástica, marca de una verdadera iglesia, tiene una ausencia casi total en el evangelicalismo moderno. Todo esto surge por el querer tener una iglesia inclusiva donde se reciba a todos, ya que Jesús recibía a todos, según sus palabras, y esto era algo propio también del liberalismo teológico. El pastor William Graham comenta:

El único atributo de Dios que los liberales mencionan desde el púlpito y en sus círculos académicos es el amor de Dios. No se habla sobre Su santidad, Su justicia y Su ira contra los impíos. Han creado a otro dios conforme a su imagen y semejanza. Por esta razón los liberales nunca predican sobre el pecado ni el peligro de la condenación eterna.” (Will Graham, 2016).

Lo más importante para el hombre es "amar" a su prójimo. Lo que hay que hacer con amor en cualquier situación no es lo que la Biblia dice que es bueno, sino lo que los teólogos liberales dicen que es bueno. Esto niega la doctrina de la depravación total, que establece que el hombre no es capaz de hacer nada bueno y amoroso (Jeremías 17:9) hasta que él haya sido redimido por Cristo y se le haya dado una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17) (Anónimo, s.f.). Gresham Machen tenía esta tendencia como propia del paganismo, el comenta:

El paganismo es aquella cosmovisión que tiene como meta más alta de la existencia humana el desarrollo harmonioso, saludable y feliz de las facultades humanas existentes. Muy distinto es el ideal cristiano. El paganismo es optimista respecto de la naturaleza humana que no recibe ayuda alguna, mientras que el cristianismo es la religión del corazón quebrantado.” (Machen, 1922).

Así pues, podemos ver el énfasis que la teología liberal hace de la bondad humana, nada alejado del evangelio antropocéntrico actual, pues así como sucedió en el siglo XIX, igualmente sucede ahora que la conciencia de pecado, que era anteriormente el punto de partida de toda predicación;

hoy se ha esfumado. Característica de la era moderna, por sobre todo, es la confianza suprema en la bondad humana; la literatura religiosa de hoy está impregnada de esa confianza. Busquemos bajo la dura caparazón exterior del hombre, se nos dice, y descubriremos suficiente sacrificio personal para fundar sobre este la esperanza de la sociedad; la maldad del mundo, se dice, puede ser superada con lo bueno del mundo; no se necesita ayuda del mundo exterior. (Machen, 1922)

Pero no solamente en lo concerniente al hombre tiene similitud la iglesia moderna con el liberalismo de hace dos siglos, sino que, así como en el siglo XIX se decía que la teología era un impedimento para conocer verdaderamente a Dios, hoy se dice que más que estudiar teología, las personas deben buscar tener “una experiencia personal con Dios”; con esto no se habla de tener comunión íntima con Dios, sino de tener una experiencia particular y especial, incluso sobrenatural, con la Deidad, de ahí que se usen frases sacadas de contextos como que “la letra mata pero el espíritu vivifica” o “el conocimiento envanece”. Ya de antes Machen comentaba sobre los teólogos liberales: “la teología, o el conocimiento de Dios, se dice, es la muerte de la religión; no deberíamos esforzarnos en conocer a Dios, sino simplemente sentir su presencia.” (Machen, 1922)

 

  

LA BIBLIA

En este punto pudiese encontrarse donde menos la teología liberal ha influido en el evangelicalismo actual, toda vez que el liberalismo teológico realizó un ataque mordaz y radica que un evangélico moderno no está dispuesto a aceptar en su totalidad, al menos no de una manera directa. Este ataque se basó en negar su infalibilidad, reduciendo los escritos bíblicos a meramente registros humanos de lo que ellos consideraban, según la época, lo que Dios ordenaba; la Biblia no es "inspirada por Dios", dicen ellos, y tiene errores. Debido a esta creencia, el hombre (los teólogos liberales) debe determinar cuáles enseñanzas son correctas y cuáles no. La creencia de que la Biblia es "inspirada" por Dios (en el significado original de esa palabra) es sostenida sólo por incautos. Esto contradice directamente 2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".

Es cierto que se pueden encontrar aún algunas personas que sostengan directamente esto, pero la realidad de las iglesias evangélicas actuales es el sostenimiento de la Escritura como la Palabra de Dios, revelada e inspirada. Sin embargo, el liberalismo teológico no negaba solo su inspiración o infalibilidad, sino que al hacer esto, negaba directamente la autoridad de la Biblia, y, según decían ellos, solo se basaban en la autoridad de las palabras de Jesús, aunque ciertamente ellos decidían qué palabras eran las de Jesús. Machen comenta:

“A veces se genera la impresión que el liberal moderno sustituye la autoridad de la Biblia por la autoridad de Cristo. Él no puede aceptar, según dice, lo que él considere como enseñanza moral perversa del Antiguo Testamento o de los argumentos sofistas de Pablo. Pero él se considera a sí mismo como el verdadero cristiano, porque al rechazar el resto de la Biblia, él sólo depende de Jesús … En realidad, sin embargo, el liberal moderno no se somete siquiera a la autoridad de Jesús. Ciertamente no acepta las palabras de Jesús tal y como están registradas en los Evangelios. Ya que entre las palabras registradas de Jesús se encuentran justamente esas cosas que son más repugnantes para la iglesia liberal moderna, y en sus palabras registradas Jesús también apunta hacia la revelación más completa que sería entregada después a través de sus apóstoles.” (Machen, 1922).

Pero, ¿acaso la iglesia evangélica niega la autoridad de la Biblia? En una forma directa no, y todas las iglesias evangélicas responderían tajante y ferozmente a quien diga que sí lo hacen; empero, debido a su énfasis en las experiencias personales con Dios, en lo sobrenatural, y en la continuidad de los dones extraordinarios, muchas iglesias evangélicas caen en buscar experiencias o sucesos para guiar su vida, más allá de lo que la Escritura expresa. Un ejemplo cercano es la creencia y sostenimiento del don de profecía en la actualidad, pues las personas caen en la tendencia de buscar “una palabra Rhema, una palabra profética” que les indique el actuar, de Dios o de ellos, en lugar de recurrir a la Escritura, a la historia de la Iglesia y a las confesiones para formar convicciones que le permitan tomar decisiones sabias en su vida. Este hecho, el de escoger eventos milagrosos o experiencias sobrenaturales por encima de lo que dice la Escritura, pone de forma indirecta duda sobre la creencia verdadera del evangelicalismo actual en la autoridad de las Escrituras; así que, si bien de forma directa no lo niegan, en su práctica, de una manera indirecta, sí están negando la autoridad de la Palabra escrita de Dios, y esto debido al hecho de poner las experiencias personales por encima de la doctrina, característica de la Teología Liberal, según vimos.

 

 

CRISTO

 La doctrina de Cristo, o Cristología, es una que, al menos en teoría, toda la cristiandad tiene en común. Salvo las sectas como los Testigos de Jehová, niegan el aspecto divino de Jesús, y su vida y obra. Esto, considero, puede deberse gracias al trabajo de la Neo-Ortodoxia, pues aunque llena de muchos errores, se encargó de elevar la divinidad de Dios, la cual el liberalismo teológico negaba.

El problema con la cristología de la iglesia evangélica moderna no se centra tanto en la negación de la divinidad de Cristo, sino en la tendencia de pensar en la predicación de Jesús como una que se enfocaba solo en el amor y libre de toda condenación, es decir, se tiende a ver a Jesús como uno que acepta a todo el mundo sin requerir el precio del arrepentimiento. Esto es propio también de la teología liberal. Machen, con respecto al argumento de los liberales de la “búsqueda del Jesús histórico” aduciendo que Jesús nunca se hizo el objeto de la fe ni requirió arrepentimiento, comenta:

“Por el contrario, Jesús presentaba la ira de Dios de una manera mucho más terrible de la que Sus discípulos presentaron; fue Jesús—Jesús, a quien los liberales modernos representan como un suave exponente de un amor incriminado—fue Jesús el que hablo de la oscuridad y del fuego eterno, del pecado que no será perdonado en este mundo ni en el venidero.” (Machen, 1922).

 Estas palabras de Machen nos muestran la tendencia del pensamiento liberal del siglo XIX de ver a la predicación de Jesús como una de solo amor donde se aceptaba a todos, y aunque actualmente existe un paralelo exacto en la ahora llamada “teología inclusiva, o querr”, lo cierto es que en muchas iglesias evangélicas que se tienen por más conservadoras también se tiene una tendencia a ver a Jesús como uno que acepta cualquier cosa sin requerir el precio del arrepentimiento. La falta de disciplina bíblica en la mayoría de las iglesias es una muestra de esto, pues se concibe el pensamiento de que Jesús no juzgó a nadie, sino que los aceptó con sus defectos.

La iglesia evangélica actual es una muy secularizada y “mundanalizada”, de hecho, en muchos casos no se puede hacer diferencia entre el culto publico y un concierto de algún cantante secular, o una charla de un exitoso negociante. En una ocasión, ante una situación de pecado en una iglesia en la que estuve, se me dijo que “ahí no expulsan a nadie porque Jesús a todos ama”, tal decisión lejos de ser piadosa, es una que afrenta la dignidad y santidad del Señor, quien dijo que quien no lo ama más a él que cualquier otra cosa no es digno de él.

La tendencia de ver el cristianismo como una religión inclusiva se ve en varios niveles, desde los un poco más conservadores pero que desde sus pulpitos no hablan y confrontan el pecado y demandan el arrepentimiento a través de la exposición de las Escrituras y la disciplina eclesiástica, hasta los más abiertos que aceptan hasta a los homosexuales sin requerir el abandono de sus prácticas; y todo esto tiene una sola raíz, y es precisamente la cristología que la teología liberal sostenía.

 

 

LA SALVACIÓN

El evangelicalismo actual está “plagado” de lo que se denomina o conoce como el “evangelio de la prosperidad”, y para hacer un breve resumen, ya que no es un tema que me competa en este trabajo, se trata de un teología donde se ve la enfermedad, las tribulaciones y la pobreza como consecuencias del pecado y que no tiene que ver en nada con el creyente en Cristo, el cual debe permanecer sano, sin problemas y con recursos económicos. El problema con dicha teología es que se pone la mirada más en la tierra que en el cielo ¿y qué con esto? Pues que dicho pensamiento surgió también de la teología liberal. Machen comenta al respecto: “El “programa” de la iglesia liberal moderna es muy diferente. En tal programa, el cielo ocupa una pequeña parte; en realidad, este mundo lo es todo.” (Machen, 1922), y esto es precisamente lo que se encuentra la mayoría de veces en las predicaciones de los pulpitos en el siglo XXI: predicaciones que apuntan al humanismo, motivando a las personas a ser mejores o a tener su mejor vida ahora.

Precisamente el punto anterior, el motivar a las personas a ser su mejor versión, es propio de la teología liberal, quien no creen en la existencia del infierno o en la realidad del pecado como algo que Dios condene. “Jesús es un excelente maestro moral”, es uno de sus eslogan, y se tenía la tendencia de evitar hablar sobre la propiciación, la condenación, y el pecado. Machen comenta:

“Los predicadores liberales modernos sí hablan de vez en cuando de la “propiciación.” Pero lo hacen tan infrecuentemente como pueden, y se puede ver claramente que sus corazones están en cualquier otro lado que no sea a los pies de la Cruz … la muerte de Cristo termina siendo un mero ejemplo de abnegación que debemos emular.” (Machen, 1922).

Esto también se ve reflejado en la tendencia actual a evitar hablar de condenación desde los pulpitos; muy conocida es la entrevista al pseudo-pastor, Joel Osteen, donde hablaba abiertamente de que él no predicaba del infierno o del pecado para no incomodar a los asistentes. O para no ir tan lejos, mi esposa tuvo conocimiento de algunas personas que decían que no había que predicar de condenación ni hablar de tales cosas, porque Dios es amor y lo perdona todo. Sí, el universalismo propio de la teología liberal, va haciendo su aparición nuevamente en las esferas religiosas cristianas.

Pero hay una última conexión en la parte de la salvación entre el liberalismo teológico y el evangelicalismo actual, y esta es debido a su influyente arminianismo, y se ve en la frase que comúnmente se escucha en nuestra actualidad: “Dios está más dispuesto a perdonar el pecado que nosotros a ser perdonados”. La cuestión con dicha frase es que, primero, es reseñada al pensamiento de la teología liberal, y segundo, pone en el hombre toda la dependencia de la salvación. Gresham Machen, comenta:

“¡Cuán degradada imagen de Dios se da, reclama el liberal moderno, cuando a Dios se le muestra como si estuviera “alienado” del nombre, como si fríamente estuviera esperando hasta que un precio se pague para dar salvación! En realidad, se nos dice, Dios está más dispuesto a perdonar el pecado que nosotros a ser perdonados; la reconciliación, entonces, sólo tiene que ver con el hombre; todo depende de nosotros; Dios nos aceptará en el instante que nosotros decidamos.” (Machen, 1922).

Toda esta clase de predicación, una que se centra en el hombre, que no demanda arrepentimiento ni exige santificación, una que solo trata de superación personal, y que cada vez más tiende a aceptar a todos, es una predicación muy atrayente; no por nada los portales de internet registran que el protestantismo va en aumento constante. ¿Cómo no hacerlo si se está haciendo del cristianismo algo similar a la cultura pagana? El ecumenismo es algo que también va cobrando mayor relevancia, algo que es una consecuencia lógica, pues si Dios es solo amor, no hay cabida para la condenación, y si acepta a todo el mundo ¿Qué tienen de malo las otras religiones? Al respecto comenta el pastor Graham:

El ecumenismo está centrado en la unidad eclesiástica a todo costo. Para formar parte de la corriente, todo lo que hace falta es confesar algún tipo de “experiencia religiosa” … El momento que alguien se adhiere al movimiento ecuménico, lo primero que tiene que hacer es olvidarse de todas sus convicciones bíblicas y prostituirse por amor a una unidad falsificada, anti-escritural, y no evangélica.” (Will Graham, 2016).

Machen también comenta acerca de este tipo de predicación:

“¿Funciona? Tiene que funcionar, ciertamente. ¿Quién no estaría feliz de que el soberano del universo fuera declarado como el Padre amante de todos los hombres, el cual jamás infringiría dolor a Sus hijos? ¿Dónde queda el aguijón del remordimiento si todo el pecado necesariamente será perdonado?” (Machen, 1922).

Lo curioso es que esto, aunque produce un crecimiento explosivo en el número de asistentes en las congregaciones, lo cierto es que estas tienen una alta rotación de miembros o asistentes, pues esta clase de predicación solo atrae, pero no convierte en fieles a las personas. Con respecto a este punto, después de hablar de lo atrayente que es esta predicación, Machen comenta:

“Aun así, los hombres curiosamente son desagradecidos. Después de que el predicador moderno ha hecho su parte con toda diligencia después que todo lo desagradable acerca de la idea de Dios ha sido cuidadosamente eliminado, después de que su amor ilimitado ha sido celebrado con la elocuencia que merece—por alguna razón la congregación firmemente se rehúsa a estallar en el éxtasis del gozo” (Machen, 1922)

Y es lo que sucede mucho en las iglesias actuales, las llamadas mega iglesias, quienes presentan una rotación alta de personas que van, se mantienen un tiempo, para luego retirarse por el mismo camino por donde vinieron.

Pero antes de pasar al último punto doctrinal donde hay conexión entre la teología liberal y el evangelicalismo actual, debo mencionar una consecuencia más que también ya se denunciaba en el siglo XIX con respecto a la teología liberal, y es como, debido a la maquinaria humana que el cristianismo se ha forjado, debido a la atracción humanista de sus predicaciones, se ha convertido en una “fuerza política” manipulada por gobernantes a sus fines. Machen comenta:

“… el predicador liberal tiene muy poco que decir en cuanto al otro mundo. Este mundo es el centro de todos sus pensamientos; la religión en sí, e incluso Dios mismo, son meramente un medio para el mejoramiento de las condiciones de este mundo.

De esa forma, la religión se ha convertido en una simple función de la comunidad o del estado. Así es considerada por los hombres de hoy. Incluso los testarudos hombres de negocios y políticos se han convencido de que la religión es necesaria. Pero es concebida como necesaria meramente como el medio para conseguir un objetivo. Hemos tratado de vivir sin religión—se dice—pero el experimento ha sido un fracaso; debemos hacer que vuelva y nos ayude.” (Machen, 1922).

Esto es una realidad el día de hoy, pues la llamada teología de la prosperidad, cogiendo el pensamiento materialista de la teología liberal, solo busca mejorar las condiciones vitales del hombre en este mundo, de ahí que los cristianos caigan presa de políticos que buscan usar su maquinaria para hacerse al poder.

 

  

LA IGLESIA

El libro “Cristianismo y Liberalismo” de J. Gresham Machen, termina con la doctrina de la iglesia, y yo también terminaré en este punto. Para la gloria de Dios, a pesar de las tergiversaciones doctrinales que existen en muchas iglesias evangélicas, la concepción de la Iglesia como la comunidad o la asamblea de los creyentes en Jesucristo, se ha mantenido. Empero, sí existen una tendencia creciente en el evangelicalismo, sobre todo en el catolicismo y el carimatismo, hacia un universalismo que era propio de la teología liberal. Sabemos que han existido teólogos muy importantes que han caído en el universalismo también, pero esto ha sucedido por un error en el que dice que el infierno no existe después de algún estudio escritural, sin embargo, el universalismo que nos referimos acá, y que es propio de la teología liberal, es uno que se basa en la creencia de amor universal de Dios. Dice Machen en su libro: “La doctrina moderna liberal dice que todos los hombres en cualquier lugar, sin importar su raza o credo, son hermanos”. (Machen, 1922)

La teología liberal apuntaba a un ecumenismo, como se indicó anteriormente, debido a su creencia de “solo amor” de parte de Dios, y en la base de que Dios se trata de sentir y experimentar, más que en algo doctrinal, por ende, todas las doctrinas tienen cabida. Ellos dicen que en el liberalismo todos se aceptan, incluso los conservadores, pero tienen que evitar discusiones sobre temas sin importancias, pero el problema es que los “temas sin importancia” se trata de las cuestiones doctrinales, mayormente las fundamentales. Machen comenta:

“Muchos, sin duda, buscan evitar la separación. ¿Por qué, preguntan, no pueden los hermanos vivir en unidad? La Iglesia, se nos dice, tiene espacio tanto para liberales como para conservadores. A los conservadores se les permite quedarse si mantienen los temas insignificantes fuera de la palestra y se ocupan principalmente de “lo más importante de la ley.” Y entre las cosas señaladas como “insignificantes” se encuentra la Cruz de Cristo como la verdadera reconciliación vicaria por el pecado.” (Mache, 1922).

Los liberales, entonces, conciben a la iglesias como un todo mundial donde Dios es el padre de todos, y nuestra misión es solo mejorar como personas en el sentido moral. Esto no difiere del evangelicalismo actual, donde cada vez se tiende al pensamiento de que debido al amor de Dios, el juicio no existe, por ende, se respeta y acepta cualquier otra creencia, y se evita cualquier debate teológico o discusión controversial, pues, según dice, solo lleva a la división. Un argumento muy común se ve en las redes sociales, este reza: Jesús te mandó a ganar almas, no discusiones; esto lleva a minimizar extremadamente la importancia a la doctrina, lo cual se convierte en el primer paso hacía la clase de universalismo de la teología liberal.

 

 

CONCLUSIÓN

 Hemos llegado al final de este breve estudio donde se procuró hacer una comparación entre la Teología Liberal y las creencias del evangelicalismo actual, con el fin de demostrar como muchas de las practicas y creencias actuales tienen sus raíces en un sistema teológico herético que nada tiene que ver con la verdad Escritural.

Al demostrar esto, se espera que el creyente confronte sus ideas y creencias, las cuales en su mayoría se sostiene por tradición que por una real convicción creada por un estudio doctrinal serio. El creyente cristiano es instado a formar convicciones y tener creencias, sí, pero estas deben surgir del estudio serio de las Escrituras, y aunque la tradición es tenida en alta estima, solo se acepta como verdad cuando esta está acorde al testimonio escritural.

Estamos en un mundo donde, para la gloria de Dios, las doctrinas bíblicas promulgadas en la reforma vienen teniendo un auge y crecimiento, empero, se enfrentan a un mundo y evangelicalismo relativista, sensual y posmodernista que se aferra a cuestiones promulgadas en el siglo XIX, aún sin saberlo, y la tendencia es a un resurgir de una nuevo tipo de liberalismo teológico. En el siglo pasado la respuesta mayor vino de parte de la neo-ortodoxia, pero esta también contuvo muchos errores, es ahora el turno para que teólogos reformados levante sus voces para hacer frente a estos sistemas liberales que pretender unir las creencias, en base a un falso amor, por encima de la unidad doctrinal demandada en las Escrituras. Que Dios nos fortalezca, y que abra los ojos de los verdaderos elegidos que aun permanecen bajo la sombra de la Teología Liberal.

 

 

BIBLIOGRAFIA

Ø  A menos que se diga lo contrario, todos los textos bíblicos son usados de la Versión Reina Valera 1960

Ø  Machen, G., (1922). “Cristianismo y Liberalismo”. Nashville. USA. Editorial: CLIR

Ø  Graham, W., (2016). “10 Características de la teología liberal”. Coalición por el Evangelio. Recuperado de: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/10-caracteristicas-de-los-teologos-liberales/

Ø  Anónimo, (2002 - 2019). “¿Qué es la Teología Liberal?”. GotQuestions.org. Recuperado de: https://www.gotquestions.org/Espanol/teologia-cristiana-liberal.html

Ø  Graham, W. (Will Graham). (2020, Mayo 1). ¿Qué es la teología liberal? (Tardes Teológicas). Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=nULEZSX-ozY

Ø  Teología Liberal (Sin Fecha). En Wikipedia. Recuperado el 3 de julio de 2020 de https://es.wikipedia.org/wiki/Teolog%C3%ADa_liberal

Friedrich Schleiermacher (Sin Fecha). En Wikipedia. Recuperado el 3 de julio de 2020 de https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schleiermacher

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